Preguntando

La gente se pregunta en la calle, aunque nadie quiera dar respuestas. Las preguntas son con frecuencia retóricas, con la perspicacia de quien cree que no les engañan fácilmente. En un tiempo de escaseces que los poderosos quieren silenciar, un alto porcentaje apunta a los muchos millones que se esfuman por las cloacas del poder, cuyas moquetas difícilmente pueden soportar más mierda. «A cuento de qué, por ejemplo —la señora, de escasa pensión, enfatiza los números— la anterior jefa de prensa del Presidente cobrará 6.550 euros por indemnización, durante dos años. Y un exministro, 4.773. Y tres exsecretarios indemnizados con 117.883. ¿A qué viene esto?». «Oiga —apunta la compañera, de menor pensión—, ¿siguen C. Almeida y otros cien exdiputados cobrando una jugosa pensión del Congreso? Se ve que la única ideología es la pela…». «Hablando de seguir —tercia la tercera del grupo—, ¿sigue Rosa Díez contando con dos escoltas y coche, que nos cuesta también una pasta a la que no tiene derecho?».

Terenciano —vaya nombre, le digo—, viudo terracampino que vive en la capital con una hija, parece el filósofo del grupo. «A ver si así se liga algo», dice, pícaro. Enlaza preguntas gesticulando: «A ver por qué algunos deportistas se libran de la cárcel, sustituida por una multa económica. Para que digan que la justicia es igual para todos. A ver por qué hay tantos privilegios para los grandes defraudadores… A ver por qué —aquella noche me escojonaba— a los Reyes Magos les ponen unas barbas postizas y ridículas que se caen permanentemente y a los pajes negros, además de embadurnarlos quién sabe de qué, les pintan esos labios rojos chillones como los de la Carmen de Mairena, esa de la tele. A ver por qué…».

«Calla un poco, Terenciano, que se te va la mano», corta la de menor pensión, con una sonrisa entre la picardía y la complicidad. «La mano no sé, pero la olla seguro», puntualiza la primera que habló. Y que vuelve a hablar: «Por qué algunos políticos, también entre nosotros, no entendían la movilización de los pensionistas y ellos se suben los sueldos apelando solo a la mayoría, que se pone en este caso totalmente de acuerdo? Por qué una exministra de tres meses cobrará durante años 4.500 euros. No lo deberíamos consentir. «Todo para el pueblo pero sin el pueblo», sentencia solemne Terenciano. Y añade: «¿Hablarán de esto en la campaña?».

Vuelve la avalancha de preguntas. Pero no queda espacio. En los parques las preguntas crecen como flores de primavera.