Diario de León
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AL DÍA FERMÍN BOCOS
León

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E n la recta final de la campaña los dirigentes de Podemos juegan a la desesperada. No hay trazas de remonte en los sondeos respecto del batacazo que se pegaron en las generales y por eso echan mano del recurso más antiguo de cuantos se conocen en la política: la demagogia. Actualizar el cliché de lo malos que son los ricos que se las dan de filántropos con donaciones que sirven para lavar su imagen de explotadores. En tiempos de la Segunda República, un abogado, periodista y aventurero de la política llamado Alejandro Lerroux cosechó fama y poder con discursos de este tipo. El que se dejaba llamar «emperador del Paralelo», era cordobés pero inició su carrera política en Barcelona y acabó presidiendo el Consejo de Ministros, fue un maestro en el arte de azuzar el rencor de clase.

El rico del momento es Amancio Ortega el hombre que de la nada -empezó en un pequeño comercio de Zamora- consiguió con esfuerzo, empeño, suerte y el trabajo de toda una vida levantar el imperio textil que conocemos como Inditex. Es el ciudadano español que paga más impuestos a Hacienda. Y también el más generoso haciendo donaciones. Una de las últimas por valor de más de 300 millones de euros para adquirir aparatos de diagnóstico médico especializados en la detección del cáncer. ¿A quién le puede parece mal? De no estar reclutado por el rencor, ¿quién se atrevería a rechazar ese tipo de donaciones altruistas argumentado que «una democracia digna no acepta limosnas de millonarios»? Sólo un demagogo en horas bajas de sondeos en la parte final de la campaña electoral. Lo ha hecho Pablo Iglesias y a modo de clon le ha seguido Isabel Serra candidata de Podemos a la Comunidad de Madrid. Serra (Madrid, 1989) es hija de una acomodada familia que se presenta como adalid del anti capitalismo. También la parece mal que Amancio Ortega sea un español que quizá por no haber renegado nunca de sus modestos orígenes de clase se siente solidario con su compatriotas. Amancio Ortega trabajó toda su vida y ha creado un grupo de empresas que emplea a cien mil personas. Y nunca dejó de pagar impuestos. Por contra, no hay noticias de que a lo largo de su corta vida la candidata Isabel Serra haya tenido algo que ver con el trabajo. Ya digo, demagogia es la palabra. Lo sorprendente es que de manera acrítica todavía haya ciudadanos en España que compran este tipo de mensajes.

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