Diario de León

TRIBUNA

El Páramo vive: la historia de León

Publicado por
Afrodísio Ferrero Pérez Abogado y Periodista
León

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R ecientemente, en una visita a Santa María del Páramo, tuve la fortuna de contemplar y admirar, sobre todo, la labor meritoria de los escolares del Colegio Benito León. Se trata de un estudio gráfico, ilustrado con letra gótica y excelentes imágenes diseñadas en calor, con gran plasticidad, en torno a la historia de León. Este reencuentro fue posible gracias al anfitrión maragato-paramés, profesor Antonio Pacías, exdirector del citado centro educativo.

En verdad, desde hace unos años, por una circunstancia u otra, los escolares salen a la calle para escenificar diversas historias del Reino de León. Son conscientes de que no deben encerrarse en la «torre de marfil» del centro formativo, y por eso desean compartir y vivir los conocimientos adquiridos con sus vecinos; es decir con los parameses, en general. El tema central (curso 2018-2019) ha versado sobre el Reino de León y su visión histórica a lo largo de los siglos . «Ha sido un proyecto ambicioso que pretende poner en conocimiento quienes somos, y de dónde venimos, como comunidad histórica», señala la actual directora del Colegio Benito León, profesora Sara González. A partir de esa temática, los alumnos han analizado, entre otros aspectos, los hechos de los distintos reinados: astur-leonés, navarro-castellano y borgoñonés; en suma la trayectoria de los dieciocho reyes (veinte según ciertos historiadores).

El título de Rey de León aparece, por primera vez, según el historiador Cuevas Aller, con García I en el año 910, y perduró hasta 1230, siendo Alfonso IX. Un periodo de 320 años. Luego otro periodo de 288 años en los que la monarquía se tituló de Castilla y de León. Desde cualquier investigación, los Reyes de León forman parte del pasado común de los leoneses, pero también de los españoles y portugueses».

En este contexto, la cultura histórica constituye la arquitectura colosal de un pueblo; incluso su conciencia crítica. Conviene decir, además, que cualquier sociedad se fundamente en la cultura, ya que de lo contrario deja de ser comunidad. Porque no se puede renunciar a los antecedentes históricos, sociales y humanos: soportes esenciales que hacen posible la promoción cultural. De ahí que los centros educativos y formativos están vinculados para transmitir todo ese torrente de conocimientos históricos a través del magisterio del profesorado.

En este sentido, los portadores son los estudiantes-escolares, los nuevos trovadores que difunden y propagan su ciencia y cultura en sus representaciones escénicas. Asimismo, tanto los jóvenes y mayores, no solamente viven de las aguas del Luna, sino de la siembra cultural; es decir de los actos y jornadas históricas y literarias desarrolladas a lo largo del curso. He aquí una nueva forma de promoción cultural y social, a escala comarcal. Todo ello constituye una muestra de la transformación que se registra en el anchuroso Páramo leonés. Sin duda, una comarca arada con la energía de generaciones capaces de comunicarse mediante el secreto de la tenacidad y el esfuerzo. De esta forma, el antiguo Reino de León se entrelaza bajo el signo histórico común de las antiguas comarcas. Y tanto es su fuerza que hasta, la literatura toma como escenario a muchas de estas tierras leonesas. El pasado de esfuerzo y sacrificio influye hacia el futuro de la historia de León, siempre como «eje vertebrador» del Reino leonés.

En este marco de las enseñanzas: profesores-alumnos, he sentido, una vez más, los latidos de la historia de nuestra comunidad. Ahí quedan, como testimonios: los mapas, gráficos, diseños, poemas, murales, y, en general, todo tipo de análisis histórico-literario plasmados con letra Clásica: soportes que enriquecen los saberes de un territorio leonés que aspira a compartir y vivir la historia común de un glorioso Reino que se prolongó con el de Castilla y León (o viceversa). Soy consciente de que el Páramo no solamente vive de tradiciones y evocaciones históricas, sino de proyectos, y de otras metas y exigencias. En esta dirección, Santa María del Páramo, con sus centros educativos y formativos está logrando una comunidad más habitable y razonable. Y siempre partiendo de la historia como «maestra de la vida». Desde esta perspectiva la promoción de la cultura debe ser uno de los grandes objetivos de las enseñanzas primaria, secundaria y superior.

Y por parte de los alumnos mostrar interés máximo por alcanzar niveles de perfeccionamiento. Porque la adquisición de conocimientos (letras-ciencias-lecturas-viajes) siempre es rentable para la promoción individual y social. En concreto, constituye la base intelectual y norma de superación.

De este modo, la cultura, como tal, conlleva la transformación histórica de cualquier comunidad. La cultura es, ante todo, productora de bienes y, por otra parte, capacitadora para elevar la condición social y humana. Una muestra es, precisamente, el trabajo que han desarrollado esos escolares, y que nos dan testimonio de su quehacer a la vista del vecindario, una forma de «siembra cultural».

Y es que la cultura es patrimonio universal para ser distribuida entre los pueblos. El objetivo, pues, es potenciar los horizontes humanos y sociales del entramado vital de cualquier comunidad. En síntesis, la cultura debe ser entendida como social y comunitaria. Todo lo grande se forja en el esfuerzo: en la obra bien hecha. Finalmente la cultura, como parte de la educación y formación, eleva todos los valores de la persona. Trabajar con alegría y ansia de saber, es el mejor premio de los escolares.

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