Diario de León
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DICE una vieja norma no escrita en democracia que al nuevo mandatario se le concede el beneficio de la duda durante cien días. A nuestro nuevo y flamante alcalde, Carlos López Riesco, parece que no le otorgaron ese «derecho». Mientras tomaba posesión del cargo el pasado lunes, un cargo político ofrecía una rueda de prensa en otra parte de la ciudad para «ponerlo guapo». Al salir del pleno, la oposición ya se despachó bien y rápido con él, siguiendo la trayectoria de los días anteriores. Y es que el año de Riesco no será precisamente de «rosquillas» sino de «riesgos» y «riscos». Desde el primer día están las baterías cargadas y no le han dado ni siquiera esa tregua de los cien días. Y enfrente tendrán un hueso ciertamente duro de roer. Dicen los que los conocen que Ismael Álvarez es un hombre impulsivo, pero que López Riesco es más «maquiavélico» y sabe torear mejor en plazas difíciles. Pero lo cierto es que no le faltan riesgos que debe superar, ni riscos que escalar. A pesar de su especial relación con el dimitido alcalde, Riesco deberá poco a poco hacerse con el sillón, y no le faltan enemigos en la oposición, que querrán mostrarlo como un apéndice de tiempos pasados, y en su propio partido. El nuevo regidor de la ciudad, el más joven de toda su historia, deberá consolidarse mucho para convertirse en cabeza de cartel en las próximas municipales. Me dicen que el PP provincial y autonómico sigue con lupa sus actuaciones, porque tampoco disponen de recambios factibles. Su toma de posesión el pasado lunes sí dejó clara una cosa: Riesco es de Ponferrada. El centenar de personas que llenaron el salón de sesiones demostraron que, al menos, entre los suyos es un hombre querido. Quizás al hecho de ser el regidor más joven también habría que sumar su «guinnes» de participación en una toma de posesión en la ciudad. Pero debe consolidarse en el cargo. Aunque le duela el corazón tiene que saber soltar amarras y demostrar a la ciudadanía que se abre una nueva etapa con un alcalde que cree en esta ciudad y en su equipo, al que tendrá que probar que no sirve el «es que antes lo hacíamos...». Ahora debe mostrar su valía y su carisma porque una ciudad como Ponferrada se merece y precisa un alcalde capaz de ganarse el respeto incluso de los contrincantes. En los medios de comunicación temblamos. La avalancha de obras y proyectos que están sobre la mesa de la alcaldía nos la va a meter por los ojos. Pero es su papel en estos momentos, quizás criticable, pero legítimo en política. Y en frente deben saber mirar hacia adelante y reconocer que existe ya de hecho otro rival porque cualquier tiempo pasado fue anterior. Todos dicen que estamos abocados al bipartidismo, pero esperemos que no al frentismo. Un año pasa muy rápido y a los que no tengan los deberes hechos las carrerillas de última hora nunca les suelen salir bien. Quizás para Riesco sea poco tiempo, aunque su sprint será, sin duda, espectacular.

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