Derechos de autor

VAYA revuelo que se ha montado. Los cineastas denuncian que la Sociedad General de Autores de España (SGAE) se queda con su dinero de las películas, a Alaska las distribuidoras de discos le boicotean su último trabajo por decir que los CD salen por siete veces más al consumidor de lo que les cuesta a las productoras y el mundo se aficiona por lo que las discográficas y las sociedades de autores llaman piratería. Y es que, caray, los derechos de autor, muy lícitos en muchos casos, comienzan a ser una lacra en otros para el progreso humano. Un ejemplo: en Estados Unidos hay patentes de software. Éstas impiden crear un programa sin pagar un canon a quien haya registrado una rutina que use. Como los programas tienen cientos o miles de rutinas... si hubiera que pagar por cada una de ellas sería una ruina programarlos. Vamos, como pagar un dinero cada vez que se pincha en el ratón y pasamos de un enlace a otro en Internet. Conste que British Telecom podría cobrarlo; tiene la patente del hipertexto. ¿Y con los derechos intelectuales? La Red mundial va a cambiar el concepto. Los autores no cobrarán por su creación, sino por su prestigio, ya que las copias serán imparables y serán los autores, como los cantantes, los que cobren por sus servicios de forma directa, sin intermediarios. Así, desaparecerán las discográficas, que imponen precios abusivos, y las sociedades de autores que mafian el dinero de sus asociados -obligados a estar dentro de ellas aunque no quieran- por puro negocio, no por proteger al artista. La Red es el futuro y los que no se adapten a ella desaparecerán.