Xamprada electoral

HE trabajado siempre como un cabrón». Brillante, por su claridad. Si no supiésemos de lo que hablamos pensaríamos que se trata del grito desesperado de un pescador gallego. Pero no. Es una declaración de principios -«He trabajado como un cabrón»- y de una contestación a un contrincante político. José Luis Prada, alcalde de Cacabelos, contesta de manera vehemente, y sus palabras responden a una insinuación injusta: la que le acusaba de servirse de su cargo para beneficiarse de subvenciones públicas. Estas declaraciones, realizadas por el presidente de la Gestora comarcal del PSOE, Pepe Giménez, a propósito de la polémica de la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, no entran dentro del espíritu de fair play que debe presidir el escenario político, sobre todo en periodo preelectoral. Tiene razón Prada al indignarse con estas palabras. «He trabajado como un cabrón». Todos, incluidos los empresarios, tienen el derecho de dedicarse a la res publica. Si ésta se entiende como un servicio a la comunidad, no sólo los docentes, médicos, abogados o funcionarios pueden dedicarse a ella; y tampoco parece muy justo que el emprendedor se desprenda de lo que ha creado y deje a sus trabajadores en la cuerda floja después de años de trabajo por la comunidad. De lo contrario, ha de decirse de manera clara que todos los españoles son iguales ante la ley, excepto los empresarios. Lo que ocurre es que en España arrastramos un sistema en el que el liberalismo no cuajó debido a la herencia de la Iglesia Católica y a su pretensión de construir un orden social justo. La divinización de la razón va en contra de la razón misma. Esto llevó a desarrollar la idea de que uno mismo no es responsable de su propia suerte. La culpa es siempre del poderoso. Y en eso estamos... Nadie le ha regalado nada a Prada. «He trabajado como un cabrón». El regidor expresa en estas cuatro palabras el orgullo del selfmade man, el puritanismo del que ha generado riqueza casi de la nada y, al tiempo, desprecia al político convencional. Ese «He trabajado como un cabrón» quiere en realidad comenzar con un «¿Quién eres tú para criticarme a mí, que he trabajado toda la vida como un cabrón y que jamás he necesitado nada ni a nadie para progresar?». Si el PSOE tiene pruebas de que el alcalde de Cacabelos ha cometido prevaricación que lo diga, de lo contrario, sería conveniente no enturbiar la campaña política que ya se nos ha venido encima con este tipo de consideraciones envenenadas. El alcalde de Cacabelos y empresario José Luis Prada ha demostrado que la determinación es capaz de reconvertir la economía y el tejido industrial del Bierzo. Si hubiera habido más emprendedores como él no habría sido necesaria la ficción de las subvenciones al carbón.