Diario de León
Publicado por
Javier Tomé
León

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Con el trabajo que nos ha costado a los españoles borrar aquella imagen a lo Landa que prevaleció durante décadas en la imaginaria internacional, un par de desgraciados acontecimientos han arramblado con la ilusión de una España moderna y presentable. Gracias a nuestros políticos y dirigentes deportivos, la moviola ha vuelto atrás regresando a la época visceral y cañí de un país cuya filosofía vital se basaba en las famosas tres «b»: boina, botijo y bocata de chorizo. Millones de espectadores de todo el mundo contemplaron estupefactos el bochornoso espectáculo que se produjo en el Nou Camp con motivo del eterno duelo entre el Madrid y el Barcelona. Al lanzamiento de botellas y cabezas de cochinillo, siguió la espantada con consiguiente carrerita a lo Chiquito de la Calzada de Joan Gaspart, un impresentable que tiene fosfatinado el cerebro por el dogmatismo más fanático. La escena resultó tan lamentable y patética que la televisión japonesa, por ejemplo, cortó la retransmisión pues no quería ofrecer tan palurda borrasca a su juventud. Y ahora, ante un sentimiento general de desamparo, la catástrofe del «Prestige» ha regalado una catarata de imágenes en las que se ve a pescadores y voluntarios recogiendo la porquería a mano, con los cubitos de playa olvidados en el verano, como si los barcos antivertidos y otras zarandajas tecnológicas fueran algo desconocido por estos lares. Ante semejante problema los responsables políticos han conformado una galería variopinta de torpezas y ausencias que, de verdad, le dejan a uno por los suelos ese manido patriotismo del que tanto habla Aznar.

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