Diario de León

Ha llegado la hora de los laicos en la Iglesia

Publicado por
Prisciliano Cordero del Castillo, sacerdote y sociólogo
León

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El informe de la CEE Síntesis sobre la fase diocesana del Sínodo sobre la sinodalidad de la Iglesia que peregrina en España , publicado el 11 de junio de 2022, resume el trabajo realizado en la primera fase del Sínodo en las distintas diócesis, parroquias y agrupaciones de la Iglesia en España. En esta primera fase «han participado 14.000 grupos sinodales que han implicado a más de 215.000 personas, en su mayor parte laicos, también consagrados, religiosos, sacerdotes y obispos. Se han involucrado las 70 diócesis, con 13.500 grupos parroquiales, numerosas congregaciones religiosas y 11 Confer regionales, 215 monasterios de clausura, 20 Cáritas diocesanas, 37 movimientos y asociaciones laicales, 21 institutos seculares», según dice el mismo informe.

El Sínodo, entre otras aportaciones, ha puesto de manifiesto las dos realidades de la Iglesia: el clericalismo y el laicado.  Los clérigos creen tener todas las respuestas y el poder para decir a los fieles lo que pueden y no pueden hacer.  Los laicos, por su parte, creen que el trabajo en la iglesia es cosa de los curas.  A los laicos nunca se les ha pedido que hagan otra cosa que rezar, colaborar económicamente y obedecer, entonces pueden pensar, ¿para qué molestarse? Esa realidad fue sostenible cuando había muchos sacerdotes y religiosos.  Pero hoy, la situación ha cambiado, el número de sacerdotes y religiosos se ha reducido tanto que la Iglesia está en serio declive. El Papa Francisco se ha enfrentado al clericalismo, diciendo a los obispos que no actúen como príncipes y a los sacerdotes que sean más pastores.  Con el Sínodo también está llamando a los laicos a dar un paso adelante y ocupar su puesto en la iglesia. En este proceso sinodal es especialmente importante que el clero escuche a los laicos, pero también es importante que los laicos se escuchen unos a otros.

En las sesiones sinodales se denunciaron las heridas causadas por el escándalo de la pederastia en la iglesia y, en ocasiones, por el abuso de poder, que han creado una necesidad de curación y un fuerte deseo de comunión y sentido de pertenencia. Además, en estas sesiones se puso de manifiesto el deseo de los laicos de «acercarse a Dios y a los demás a través de un conocimiento más profundo de las Escrituras, la oración y las celebraciones sacramentales, especialmente la Eucaristía». Las cuestiones más destacadas, referidas al interior de la Iglesia y a su papel en la sociedad: «Comunión, comunidad, escucha y diálogo, corresponsabilidad, formación, presencia pública y misión», han estado presentes en las aportaciones de los grupos sinodales. Pero junto a ellas, aparecen con fuerza algunos temas específicos, como: el papel de la mujer en la Iglesia; la escasa presencia y participación de los jóvenes en la Iglesia; la familia como ámbito prioritario de evangelización; el tema de los abusos sexuales y de poder; la necesidad de institucionalizar y potenciar los ministerios laicales; el diálogo con las demás confesiones cristianas y con otras religiones. También señala el informe de la CEE algunas otras cuestiones relevantes que han surgido en el diálogo sinodal. Estas son: potenciar la presencia de la Iglesia en el mundo rural; la religiosidad popular como cauce de evangelización en un mundo secularizado; la pastoral de los mayores; la atención a determinados colectivos, tales como presos, enfermos o inmigrantes; el celibato opcional en el caso de los presbíteros y la ordenación de casados; y también el tema de la ordenación de las mujeres.

A la luz del trabajo realizado, «el deseo más común mencionado en las consultas sinodales fue el de ser una Iglesia más acogedora, donde todos los miembros del Pueblo de Dios puedan encontrar un acompañamiento en el camino». La Iglesia española siente la necesidad de caminar juntos en los aspectos que la definen: la comunión y la misión. Esta llamada implica: crecer en sinodalidad, promover la participación de los laicos y superar el clericalismo. «La promoción del laicado implica y exige la superación del clericalismo como una inercia de tiempos pasados, en los que todas las responsabilidades recaían en la figura del sacerdote. Esa superación implica también vencer la pasividad y la falta de implicación de muchos fieles laicos en la edificación de la Iglesia». Por último, el informe del Sínodo, plantea una serie de propuestas a nivel parroquial, diocesano y de Iglesia universal.

Todo este trabajo parece estar en sintonía con el papa Francisco cuando dice: «La gente quiere que la Iglesia sea un hogar para los heridos y quebrantados, no una institución para los perfectos. Quieren que la Iglesia encuentre a las personas donde están, donde sea que estén, y camine con ellas en lugar de juzgarlas». Nada de esto puede sorprender a quienes estén familiarizados con la investigación de encuestas sobre el laicado católico.  Lo que es nuevo aquí es un proceso respaldado por el Papa que permite a los laicos exponer públicamente sus puntos de vista. Los laicos ya han hablado. ¿Habrá alguien que los escuche?

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