Diario de León
León

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En un artículo titulado Votar, ¿para qué, para quién? , publicado en este mismo espacio, me refería, entre otras cosas, a la «charlotada» del paripé electoral que se repite cada cuatro años y cuyo resultado concede carta blanca para gobernar o desgobernar, durante la legislatura correspondiente, al equipo ganador. Bueno, o al equipo compuesto por perdedores que, unidos para la ocasión, no hacen asco ni al pelo ni a la pluma de sus componentes. Algunos pensarán que estoy en contra del sistema electoral. Nada más lejos de la realidad.

Lo que estoy es en desacuerdo con un sistema que permite el mangoneo, la prevaricación, el nepotismo, el ninguneo de la justicia y de los otros poderes del llamado «estado soberano», en principio independientes y absolutamente necesarios para el buen funcionamiento del poder, siendo garantes del Estado de Derecho plenamente democrático. Echen, echen una ojeada a lo que viene sucediendo, comprueben la disociación entre la teoría (nuestra Carta Magna con los valores correspondientes) y la práctica política actual (intervención e injerencia, coaliciones contra natura, menosprecio y ataque a todo lo que no sea o no coincida con el pensamiento único de un líder que hace ostentación descarada de sus mentiras y manipulaciones).

El daño moral causado por este Gobierno, al margen del despilfarro en el innecesario aumento de ministerios, asesores, concesiones de partidas presupuestarias más dirigidas a tratar de asegurarse un caladero de votos que buscando el bien común, etc., etc. es el de haber introducido la mentira y los cambalaches como «moneda legal» de cambio, de trueques indignos amparados, supuestamente, por la justicia y por el poder omnímodo concedido por los electores en las urnas. Califíquenlo como les plazca. Yo me niego a aceptar tal atropello y mucho menos a asumir que ello estaba implícito en el voto que yo deposité en la urna.

Una vez hecha la introducción correspondiente, paso a describir el contenido del título de este artículo. He escogido el pasatiempo de la sopa de letras que consiste en descubrir, como es sabido, el nombre de palabras ocultas entre la mezcolanza desperdigada de letras. Yo, para la ocasión, las he escogido de entre las múltiples siglas de los partidos políticos en liza, tratando de encontrar el verdadero significado de las mismas.

Antes, comencemos por intentar aclarar la supuesta vocación nacional, integradora de las distintas «nacionalidades de la nación»; que hace falta cogérsela con papel de fumar para evitar decir, simplemente, de España. Que, entre «maricomplejines», pescadores en río revuelto, pseudo progresistas de salón y chantajistas de diferentes colores y pelajes anda el juego. Total, que existen diferentes Comunidades Autónomas con vocación nacional, pero con un sentido nacional muy diferente al sentido nacional de otras comunidades. Es decir, que en unas elecciones generales destinadas a elegir unos representantes para la gobernabilidad de España como Estado y Nación única y soberana puedan ser elegidos representantes contrarios a ese destino, y, obviamente, hacer parte del ejecutivo; todo ello legalmente, por supuesto.

Es más, pueden ser elegidos, democráticamente, representantes que ni creen en la democracia ni, por supuesto, la practican, escudándose en conceptos tales como la llamada democracia asimétrica; más bien se trata de democracia para qué, o a la carta, o al «depende».

Que esto me recuerda a los tiempos de la llamada democracia orgánica, y que un humorista la tildaba de democracia orgásmica…

El dicho tan manido de que España es diferente alcanza proporciones grotescas cuando se aplica a lo que vengo comentando. Aquí, en nombre del progresismo, de la defensa de los derechos humanos (sin olvidar, por supuesto y prioritariamente, los derechos de las humanas), de la defensa de los seres sintientes (aquellos que nos interesan que sientan, porque a aquellos que también sienten pero que nos da igual, que les den por saco), etc. se legisla que es un gusto; otra cosa es que se cumpla, en parte o en total, con lo legislado. Porque, eso sí, reglamentos, leyes, disposiciones variopintas y progresistas a tope tenemos para dar y tomar. Otra cosa es que se cumplan o se acaten. Tenemos un ejemplo paradigmático en la figura del indulto, figura, en esencia, contraria a lo determinado por la Justicia, como si ésta no hubiera tenido en cuenta, en el fallo, las circunstancias que se aducen para la petición del mismo. Ya sé que se invocan conceptos sublimes como el perdón tras el arrepentimiento, el humanismo, el amor cristiano, etc., que eso está muy bien; ahora tomen algunos ejemplos recientes, o en marcha, de indultos concedidos o próximos a conceder, y en un alarde de deducción lógica comprueben las premisas y los resultados. ¿Cómo se les queda el cuerpo?

Existe un pasaje evangélico, el de la adúltera que iba a ser lapidada, siguiendo el castigo de una ley de la época «pelín machista», y a la que Jesús salva de su muerte tras enfrentarse a los lapidadores conminándoles a hacerlo si es que estaban libres de pecado. Luego le dice a la interfecta, para entendernos: Yo te indulto, pero no peques más. En nuestra sufrida España se han concedido, y se siguen concediendo, indultos sin que medien ni arrepentimiento ni propósito de enmienda, ni la madre que los parió…

Pasemos, pues, a la búsqueda y captura de la anunciada sopa de letras y de siglas. Es a ustedes el de encontrarlas y, por supuesto, calificarlas. Yo, por mi parte, y dada la profusión de las mismas y en aras de no extenderme demasiado, voy a escoger, a entresacar, algunas de las denominadas de implantación estatal, españolas de la España de toda la vida, pero sin olvidar las «autonómicas o secundarias» por llamarlas de alguna manera. La primera que salta a la vista y defino o descifro es PSOE: Pseudo-progresista Sin Obviamente Escrúpulos. Podrás Ser Obrero Estafado. Por Ser Obediente Entrégate. Completo otras tres para PP: Patriotas Pretenciosos. Pelín Pánfilos. Parecen Palomas (pero son gaviotas). Descubro Vox: Valientes O Xenófobos. Voceros OXidados. Verdadero OXímoron.

Sigo fijándome, y vean PCE: Para Currantes Encabronados. Para Crear Esperanzas (falsas). Para Cuentacuentos Estamos. Más fácil, por ser más cortas Cs: Cantando Suspiros. Contando Soledades. Concierto Suspendido. Las siglas coloreadas son largas pero sustanciosas. Podemos: Por Orden Doradas Encarnadas Moradas Ocres Sucias. Otra: Pintamos O Dibujamos Estampas Muy Oscuras Solamente. También: Por Orgullo Decidimos Enrocarnos Manipulando O Simulando.

Pasemos ahora a las siglas «en principio» secundarias o menos importantes. No entresacaré todas ellas, más que nada por cansancio y desinterés. Veamos PSC: Para Salir Corriendo. Otra, ERC: Estamos Recogiendo Caganers. Y la más elocuente JxC: Juntados Por Catetos (totalitarios). Y para terminar me voy a otras comunidades y me encuentro EH-Bildu: El Hacha Blanquea Indultos Logrados Dando Unto. Otra, PNV: Presto Nos Vendemos. Y ya, las más cercanas. CG: Cociendo Grelos. UPL: Unidos Para Lamentarse.

Habrán observado que no he encontrado en las siglas lo más cantado y ensalzado por los representantes de las mismas; de eso ya se encargan ellos de hacerlo sobrada y, casi siempre, mentirosamente. Les dejo con el pasatiempo.

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