Diario de León
León

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Cuando acababan de dar cuenta del resultado del escrutinio de las elecciones de ámbito autonómico y municipal (ya sé que no son generales, pero como diría un castizo como si lo «seriasen»), el «gran jefe cara de cemento armado» ha visto las orejas al lobo y ha decidido tocar a zafarrancho de combate con el fin de enderezar la embarcación que se va a pique. La embarcación, ya lo habrán adivinado, es España, según él.

Miedo me da escuchar que la razón única para convocar las elecciones generales es pensando únicamente en el bien de España. Uno ya está acostumbrado a oír mentiras de todos los colores, pero ésta sobrepasa con mucho lo elemental y obvio: me desposeo de mi narcisismo herido, reconozco humildemente que no soy todopoderoso (todavía, pero todo se andará) y, en un alarde de generosidad, olvidando mis intereses personales, convoco a los españoles (si están en esas fechas de viaje, de vacaciones o de puente, ajo y agua, que bastante sacrificio es para mí también) para que comprendan el peligro que supone el poder de la derecha, capaz de las mayores felonías, incluida la coalición con un partido más a la derecha (aquí, simplemente, está proyectando sus propias miserias, felonías incluidas).

Hay que tener jeta para hacer este tipo de declaraciones. Aunque a estas alturas del partido ya es difícil que me sorprenda, miedo me da lo que estará tramando. Aunque son previsibles sus manipulaciones, el fraude intelectual de sus argumentos, la utilización sin escrúpulos de cuantos mecanismos estén a su alcance, la capacidad constatada de embobar y convencer (sobre todo a quienes les va el ser embobados y convencidos esperando gozar un día de los poderes del líder) con promesas de todo tipo y condición, no me extrañaría que guardase ases en la manga que utilizará con artes mefistofélicas (por cierto, uno de los significados de esta palabra es destructor-mentiroso) contra quienes considere oportuno, adversarios, amigos o enemigos.

Miedo me da que proyecte el miedo, que él genera, sobre sus adversarios políticos haciendo creer a los españoles que todo lo que no sea él será nefasto para España. Y el problema es que muchos le creerán, además, por supuesto, de los enemigos declarados de España. Las personas ególatras y narcisistas toleran muy mal las frustraciones y cuando esto ocurre, con el rencor que habita en sus entresijos suelen «cocinar» revanchas y venganzas buscando resarcirse de la herida (en el caso que nos ocupa, el tortazo en «tos los morros» del resultado electoral).

Miedo me da que, en esa huida hacia adelante con ribetes de desesperación y despecho, arrample con todo lo que crea oportuno, sin contemplaciones, ética ni estética. Hay que estar atentos y preparados para hacer frente a lo que se avecina y hacer frente a un «killer», políticamente hablando, a quien le ciega la ambición y es capaz de, metafóricamente hablando, morir matando. Lo siento por los socialistas de bien que son muchos, pero es bueno recordar que en el cesto de las manzanas la que se pudre tiende a estropear a las demás. Ya ha infectado suficientemente su líder actual a muchas personas e instituciones de su entorno.

Y Tezanos a lo suyo. Miedo me da.

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