Diario de León

Tendiendo puentes… y vínculos de fraternidad

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«Tendiendo puentes, derribando muros. Iglesia en el mundo obrero tejiendo vínculos de fraternidad». Es el lema de la XIV Asamblea General de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), celebrada en Segovia del 12 al 16 de agosto actual. El texto refleja ya el tono y la tarea más importante que centra la mision de la HOAC en el momento presente y pensamos que también de la misma Iglesia. Lo urgente hoy en nuestro mundo es, sí, tender puentes de encuentro y tejer fraternidad. Esta palabra, «fraternidad», será el verdadero talismán, que tenemos en nuestras manos, de solución de todo distanciamiento, división, explotación y enfrentamiento entre personas, grupos sociales y pueblos. «Fraternidad» o «amistad social» como también dice el Papa Francisco, dimanante en último extremo de la «filiación divina».

No es muy frecuente que se celebre una asamblea de más de setecientas personas durante cuatro días con sesiones de presentación y evaluación del proceso desarrollado durante los ocho últimos años, de debate o reflexión compartida en grupos o Plenario, de oración y eucaristía. El tema central es (como siempre en la HOAC) el Trabajo Humano, en un contexto de globalización y a la vez de polarización e incluso guerra/s de imperialismo trasnochado o de dominación y explotación

Tuvo que resultar muy llamativa en Segovia la manifestación de más de 700 personas marchando por el corazón de la ciudad y coreando consignas a plena voz a favor del empleo y en contra del paro, de un trabajo digno, de inclusión de los inmigrantes, de igualdad de la mujer en el ámbito laboral y en los demás ámbitos, de denuncia de la siniestralidad laboral…

El Papa Francisco dirigió un mensaje a la Asamblea, que define de modo sintético pero muy claro aspectos esenciales del trabajo humano y la misión de la Iglesia, y específicamente de la HOAC, en relación con el mismo. Un mensaje que a mí me conmociona profundamente.

Después de subrayar que el trabajo nos hace cocreadores (no solamente productores) y constructores de un mundo más justo y fraterno, añade algo especialmente entrañable: «Estamos llamados a ser personas-cántaros para dan de beber a los demás. A veces el cántaro se convierte en una pesada cruz…», (como la cruz-crucifixión del mismo Jesucristo). Entiendo yo que el trabajo en sí mismo y el compromiso por un trabajo digno reviste una entrega gratuita de vida, con una carga adherida de tensión, conflicto y sufrimiento.

Recojo textualmente la llamada del Papa Francisco a que la Iglesia se haga cargo del mundo del trabajo, que ha de servirnos para asumir esa tarea de modo prioritario a nivel personal, pastoral e institucional: «Quiero hacer hincapié en la necesidad de ser una Iglesia que acompaña desde las periferias el mundo del trabajo. Nuestro compromiso no puede limitarse a discursos o acciones aisladas, sino que debe ser un testimonio constante de solidaridad y apoyo… estar cerca de aquellos que sufren la precariedad laboral y la falta de oportunidades… Es fundamental que estemos junto a las personas trabajadoras que se enfrentan a la desesperanza y la exclusión social debido a la falta de trabajo».

Y a la HOAC Francisco nos anima a «continuar tejiendo vínculos de fraternidad… a seguir siendo pueblo de Dios ´en medio de la vida obrera, y sigan tejiendo historias de encarnación y abrazo`».

Este mensaje es una llamada a superar el olvido o relegación tan generalizada en la propia Iglesia -a nivel de opción cristiana y de implicación pastoral-, del mundo del trabajo, de la situación de los trabajadores o de los desempleados. Quizás reducimos nuestro compromiso a realizar ciertos gestos, jornadas o manifestaciones, pero sin el conocimiento, el acompañamiento y el apoyo continuado a favor de los trabajadores. Ha de ser un compromiso y una acción de conocer y encarnarse en la realidad misma de los trabajadores, de hablar y actuar al ritmo de las situaciones concretas del trabajo, de la empresa, del sindicato, de las cuestiones legales… ¡Cómo decir -como se oye a veces- que el tema del trabajo no me atañe o importa, cuando en él se determina la dignidad de la persona y hasta su vida misma!

La Asamblea fue revisando detalladamente la urdimbre de las tareas y acciones que viene realizando de modo habitual a nivel de la solidaridad y fraternidad con los trabajadores empobrecidos, la difusión de un cambio de mentalidad respecto al sistema social vigente, la implicación misma de la Iglesia, la vinculación a la HOAC, la formación como vía de encarnación en el mundo obrero y la conversión y vinculación a Jesucristo. Algunos otros temas importantes fueron la relación de la HOAC y la Pastoral Obrera de toda la Iglesia, las mediaciones (organizaciones relacionadas con el trabajo) del compromiso de la HOAC, los Sectores, la Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), la dimensión internacional y el Fondo de Solidaridad.

En el Comunicado final de la Asamblea ofrecemos una visión sintética del mundo actual y su sistema de vida, de valores y de estructuración socio-económica-laboral, que transcribo: «Nuestro modelo económico y cultural descarta a la persona e idolatra el dinero, devastando las relaciones sociales y la tierra que habitamos: ´Nos hemos acostumbrado a los inhumano, hemos aprendido a tolerar lo intolerable`. / La existencia de unas enormes y crecientes desigualdades económicas, sociales y ambientales, cada vez más normalizadas, son un poderoso mecanismo de empobrecimiento y exclusión del mundo obrero y constituyen el reto más importante de nuestras sociedades». ¿No es una visión verdaderamente profética de la situación global del mundo de hoy, realizada desde una concepción humanista y claramente cristiana?

En consonancia con dicha visión, el Comunicado deduce los retos que se nos presentan: «hacer frente a un sistema inhumano y deshumanizador, afrontar las causas estructurales de la desigualdad y empobrecimiento y crecer en la conciencia de que el ´medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos` (Laudato si 95)»

Finalmente, la Asamblea emite una serie de Resoluciones relativas a los trabajadores/as inmigrantes, una política para la fraternidad, igualdad y feminización de la pobreza, desmantelamiento de servicios públicos.

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