Diario de León

Reflexiones sobre el último Informe Pisa

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Desde el año 2000 y cada tres años se viene publicando un informe-evaluación del estado de la educación en los países de la OCDE con sucesivos informes Pisa (Programme for International Student Assessment), es decir,  Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos. Se miden tres indicadores de la calidad de la enseñanza que se consideran esenciales: Comprensión lectora, Ciencias y Matemáticas. El último de ellos ha sido dado a conocer estos últimos días entre la sorpresa de unos y la complacencia de otros: la sorpresa por ser el nivel más bajo en rendimiento alcanzado en la serie histórica por España; la complacencia por la bajada generalizada en los demás países del informe.

La caída en España de diez puntos en Matemáticas, siete en lectura y trece en ciencias desde 2002 es un dato demoledor para nuestro sistema educativo, matizado por la caída también de la media de la OCDE, los países ricos, en 17 puntos en matemáticas, 11 en lectura y 4 en ciencias; y peor aún en la Unión Europea, con bajadas en la media de 20, 14 y 6 puntos respectivamente. Lo triste del asunto es que asumimos esta tendencia a la baja en conocimientos que se reitera en cada evaluación sin pedir responsabilidades ni tomar ninguna medida. En Alemania, que quedó por debajo de España en el primer informe Pisa, esos datos le costaron el puesto al ministro de Educación; las medidas impidieron que los malos resultados volviesen a repetirse en las evaluaciones sucesivas. Para consolarnos del suspenso general reconozcamos que Castilla y León ha quedado como la Autonomía con mejores calificaciones de toda España, situada incluso por encima de la media de la OCDE. Algo tendrá que ver el desempeño técnico y profesional de la Consejería de Educación y sus asesores que han desarrollado varios programas para el incremento del éxito escolar, que ahora han dado sus frutos.

Sin poder aquí añadir el rigor investigador del fenómeno que ha suscitado tantos comentarios, entre reproches de los más fervorosos del desarrollo y el avance educativo, se pueden adelantar algunos apuntes para el diagnóstico. ¿A qué se debe el gran retroceso evidenciado en el Informe Pisa 2022? Hay una causa exógena general compartida por todo el ámbito evaluado: la pandemia, que impidió el desarrollo ordinario de la enseñanza en clases desde marzo a fin de curso, y luego con modelos de semipresencialidad y acomodos no experimentados. Es cierto y palpable que la bajada de conocimientos se ha podido constatar: entre los alumnos Universitarios es habitual señalar por el profesorado que se ha perdido un año de preparación; entre los de Secundaria y Primaria, puede ocurrir lo mismo. Es una primera explicación del fenómeno común de bajada de puntuaciones, pero hay que señalar que también sufrieron la pandemia los asiáticos que siguen liderando las primeras posiciones y no han experimentado retroceso: Singapur, Taiwan y Japón, Corea.

Las siguientes explicaciones son, por el momento, opináticas, pero dan pie para fundamentar las causas científicas del retroceso: contenidos curriculares densos y poco adaptados al entorno y a la sociedad, que se han querido aligerar mutilando materias como la historia de España, o incluso las matemáticas; motivos de inestabilidad legislativa vinculados a cuestiones ideológicas que introducen aspectos pintorescos, como las matemáticas con perspectiva de género, o la imposibilidad de analizar soslayándolos temas de acoso escolar; las dificultades que supone la inmigración (aspecto argumentado por las autoridades catalanas para explicar su situación en el más bajo nivel de la tabla, pero hay que señalar que eso ocurrió en Alemania en el primer informe Pisa y estaba corregido en el siguiente); el abuso de las pantallas, sobre las que sí están surgiendo estudios que ponen de relieve el exceso, aun reconociendo lo que aportan, pero también lo que acortan e impiden en la educación.

Analizando el caso de España, se observa una correlación casi perfecta entre el nivel de renta de cada comunidad y su rendimiento escolar: las regiones de la mitad norte del país como Castilla y León, Galicia, Aragón, Navarra, Madrid, o La Rioja, son las que obtienen mejores datos, exceptuando el caso de Cataluña, a la que se han atribuido factores políticos y lingüísticos como elementos de interferencia en el aprovechamiento escolar. Preocupados por vigilar el uso de la lengua catalana en el recreo, se les ha ido la idea de incrementar la atención de la lectura en el aula (Recuérdese la correlación directa entre la lectura y el éxito escolar publicado en Diario de León el 21 de mayo). Hay diversos estudios que confirman la correspondencia entre la renta familiar y el rendimiento escolar, por lo que atribuirlo a una sola causa nunca es completamente cierto. Entre las comunidades más bajas en puntuación caben destacar, además de Ceuta y Melilla, Canarias, Andalucía, Castilla la Mancha, Extremadura y Cataluña. Algunos expertos señalan el arrastre de elementos atávicos en esas regiones de hace más de un siglo, con implantación escasa o tardía de tipos de escuelas y maestros más o menos continuados.

La orgía legislativa en educación en los últimos años ha incidido en la diversificación de contenidos, de competencias, y de actitudes hacia el valor de los estudios contraponiendo y devaluando, por un lado, el trabajo, el mérito y el esfuerzo para adquirir conocimientos y ensalzando, por otro, las actitudes, las emociones, los sentimientos, la inclusión de aspectos pintorescos (niños, niñas y niñes) y la devaluación de los anteriores para destacar la fama, el poder, los medios y las diversas promociones de elementos que consideran el triunfo en los medios, aunque sea para mal. Como aspecto positivo, que también se señala en Pisa, es el avance en equidad en España que sitúa a la mayoría de los alumnos en el tramo medio del porcentaje, dejando menos del 25% en los extremos y en éste indicador sí hay tendencia a la mejora.

Hay que destacar también la corriente que, ante los malos resultados de Pisa decide quitarle valor a esa evaluación: no mide lo importante, no son buenas las pruebas, se aplican mal, etc. Mejor introducir otros parámetros que nos sean más favorables, con base en pedagogías complacientes y rousseaunianas donde el alumno va al centro a divertirse y si aprende algo por contacto, mejor. Los modelos de la OCDE son economicistas y por ello piden desecharlos y buscar herramientas de evaluación a la medida. Y es posible que algo de eso sea cierto: pero ello no invalida la necesidad de la evaluación periódica, aunque demuestre tendencias, avances o retrocesos, como en este caso pero que facilita el diagnóstico y el fundamento para emprender acciones de mejora. La razón: lo que no se evalúa se devalúa. Tenemos la evaluación; hay que emprender acciones de mejoramiento de lo existente para caminar hacia la excelencia.

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