Diario de León

TRIBUNA

Álex J. García Montero

Lala — Jesús

Si esta chica ha sido mofada por su obesidad, ella no tiene derecho alguno a mofarse de los demás (agredido convertido en agresor, se repite la cuestión)

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He decidido darme unos días para poder reflexionar sobre el hecho acontecido en la retrasmisión de las campanadas de la Nochevieja en la Televisión Española por parte de Broncano y una tal Lalachús (curiosamente Lala – Jesús).

El hecho es que no lo vi (hace tiempo que desconecté de la televisión y más aún de TeleSánchez) y decidí, por aquello de poder hacer un poquito de oposición personal (más de la que hacen los partidos minorizados de oposición, si es que aún queda alguno en el parlamento), poner en un ambiente de júbilo y algarabía, poner la cadena Antena3. Me resultó vomitivo y repugnante que una presentadora se erigiera en la gran defensora de los niños por llevar un exoesqueleto dizque fundido con gotas de leche en un canto, más bien un exabrupto, a la maternidad. Si para defender a los niños hemos llegado a ese extremo, como sociedad necesitamos un examen profundo de conciencia individualizado y adaptado, como las programaciones, a nuestras necesidades afectivas sociales, que son muchas, variadas, diversas y sobre todo ignotas. Excrecencia tocada en plata y brillo para una noche de ida y vuelta.Al día siguiente, cuando me levanté pronto, pude observar el debate que surgía a través de una expresión de mal gusto realizada por la presentadora de la televisión pública a cuenta de mostrar una estampita a medio camino entre la vaquilla del Gran Prix (se cargaron la propia vaquilla hace tiempo por el pensamiento woke animalista) y el Sagrado Corazón de Jesús. Al principio, debo confesar, que caí en meterme con el físico del cuerpo multiforme de dicha presentadora. Pero inmediatamente me di cuenta que su exabrupto nada tenía que ver con ello, al igual que un bellezón como la Pedroche realce su cuerpo con la estulticia suprema de unas gotas de leche (suena incluso a racionamiento postfranquista). Sí. Digo bien multiforme porque no se puede decir gordo, obeso o como nuestro rey Sancho, El Craso, cuya torpeza por su obesidad fue blanco de iras y burlas de los leoneses pronto medievales.Es curioso que en un país donde se nos impone el Nutriscore (vean todo lo rojo que se han metido estas Navidades: desde el turrón, los canapés, los congelados, el marisco, la carne… hasta el roscón de estos días pasados), se omite el epíteto para denominar lo que toda la vida fue la anchura desde la estrechez de miras.Echamos de menos como de esta chica, que parece que su ilusión ha sido debutar en televisión, frente a las maniquíes habituales de todas las cadenas (ahora hasta las presentadoras de fútbol salen de las pasarelas de modelos), no se pueden hacer evocaciones hacia su físico, el cual puede haber sido determinante en dicho espacio televisivo, y a los enanos del Bombero Torero se les ha vetado en las plazas de toros. Curiosidades de un país donde se dio a los docentes la autoridad docente. Resulta que las mismas administraciones que reconocen que el menor es inimputable y que hasta han suprimido las conductas de los boletines de calificaciones de sus hijos (compruébenlo con el último leído de estas vacaciones ya casi terminadas), queremos otorgar por ley una autoridad inexistente. Y luego nos llevamos a la cabeza con las agresividades multiformes (acosos varios, violencia machista, maltrato intrafamiliar, agresiones ideológicas…) con que los jóvenes afrontan su vida real. Hasta alguno se propone que puedan votar o sacar el carné sin tener consecuencias penales. Volviendo a lo de esta chica, desde luego, empieza a ser patológico la agresión continua hacia los creyentes cristianos. Se ha ideologizado la religión para convertirla en blanco continuo de mofas y befas dizque laicas. Si esta chica ha sido mofada por su obesidad (prefiero llamar a las cosas por su nombre), ella no tiene derecho alguno a mofarse de los demás (agredido convertido en agresor, se repite la cuestión).Quiero decir que me negué a firmar las peticiones para poner en solfa lo hecho por esta señora o señorita. Creo que será bueno comprobar como el eliminar el delito de ofensa acrecentará el odio, pues todos, sí todos, podremos ofender sin consecuencias; al menos legales, pues recuerden lo del semanario francés Charlie Hebdo. O como se echaron a temblar los pilares del estado liberal con la quema del Corán en Suecia. Hace tiempo que el delito de ofensas a la religión está tan pasado como la autoridad docente y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (muchos de los que querían lapidar a Lalachús no sabían de esta vetusta expresión votiva). Salvo que las consecuencias se centren en las religiones del amor y de la paz. No soy muy devoto del Sagrado Corazón; sí sé que representa la religión popular trasmitida y heredada de casa de nuestros abuelos, y por ello sus valores (Sagrado Corazón con peana, Misalito Regina y Rosario eran los sacramentales de las casas de pueblo). Pero soy, además de católico practicante, con multitud de faltas, límites y pecados, devoto, fan diría hoy, de esa religión vivida en la sencillez de nuestros antepasados. Y eso es lo que ha mancillado esta señora. Lo demás, sobra. Incluso las firmas. Ella misma se ha retratado queriendo ser grande sin poner a régimen su falta de empatía y educación. También la Defensora del Espectador: poco más y defiende la zoofilia.Ideologizar la religión, ideologizar la contra religión es acrecentar el odio mutuo.¿Qué hubiera pasado con una caricatura de Mahoma? ¿La hubieran defendido igual?¡Y un jamón! (figurado, claro).

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