Cuestiones demográficas
La demografía, dentro de la Geografía Humana, es amplia por los muchos aspectos que presenta aunque aparentemente no lo parezca. Aparte de sus principios básicos (natalidad y mortalidad) engloba otros de los que no se puede prescindir por las interrelaciones que existen entre sí al hacer un estudio riguroso de la población, tales como son la repoblación, emigración o la economía por citar algunos. Teórica y prácticamente debemos admitir, que la Demografía se halla en relación con el aspecto religioso que se describe en el Apocalipsis, obra de San Juan el Evangelista (Nuevo Testamento). Nos referimos a los llamados «Cuatro jinetes del Apocalipsis»: la guerra, el hambre, la peste y la muerte, que tuvieron una gran influencia, por la gran cantidad de obras artísticas y literarias que de ellos se hicieron en el mundo occidental (El triunfo de la muerte del pintor Brueghel, Decamerón de Boccaccio, etc.).
Muchos son los especialistas del estudio de la población española. Citamos en principio a Domínguez Ortiz y Jordi Nadal. Este último nos habla de dos ciclos: antiguo y moderno. El primero terminaría hacia el año 1700 y el segundo hasta la actualidad. Es una aseveración, hoy día admitida por todos los historiadores. La carencia de fuentes, como siempre sucede cuando se habla del pasado, hasta la creación del Registro Civil en 1870 es muy notable. De aquí que, para hacer un estudio medianamente profundo, haya que acudir a los registros parroquiales (libros de bautismos, defunciones, matrimonios...) que contienen, inevitablemente, múltiples errores. A pesar de lo cual todos los investigadores recurren a ellos por no existir otras informaciones junto, ocasionalmente, las literarias. Aquellas fuentes aparecieron en el siglo XV a propuesta del cardenal Cisneros en el Sínodo de Talavera (1498), que se hizo extensible a toda la Cristiandad a partir del Concilio de Trento (1545) por decisión del Papado.
Centrándonos en el primer ciclo, son rarísimas las informaciones que tenemos anteriores al siglo XV. Las que conocemos proceden prácticamente siempre de narraciones colaterales de temas históricos, así el escritor romano Plinio (siglo I) nos señala que, en el noroeste peninsular había treinta y dos localidades y una población de 240.000 habitantes. Frase, científicamente, inadmisible. La repoblación de las tierras del noroeste. efectuada en la Edad Media a causa de la invasión musulmana, es un fenómeno básico dentro de las historias castellano y leonesa. Claudio Sánchez de Albornoz al iniciar sus investigaciones en una de sus obras cita estas palabras: «...los valles y páramos del Norte de León quedaron casi vacíos de hombres, a consecuencia del múltiple impacto de factores como las invasiones germánicas de los siglos III al V, y de las hambres y epidemias que asolaron al país......», para admitir más adelante que en los siglos XIII-XIV, León, fue un importante centro comercial que se estancó con la llegada de la peste negra. A pesar de la complejidad que encierra el tema ha sido también estudiado por otros como Luis García de Valdeavellano o S. Moreta.
Sabemos que la repoblación se efectuó con familias del norte peninsular y los mozárabes que huían de Al-Ándalus: la comarca de Astorga fue repoblada por Gatón, conde de El Bierzo, con agricultores de sus tierras; Zamora con mozárabes; etc. Se verificaba con el apoyo oficial, la mayoría de las veces, por pequeños propietarios libres que ocupaban un espacio de terreno donde había agua y en el que cultivaban el suelo y alimentaban sus ganados (pressura). Los de mayor raigambre se convirtieron en centros amurallados (castillos) y cenobios donde también se refugió la cultura, de ahí el origen de Castilla. Alfonso III fue un gran impulsor de este sistema repoblador. El continuo fluir de personas de todas los grupos sociales y profesionales que llegaban de Europa, a través del Camino de Santiago, constituyó un foco de enfermedades, lo que obligó a las autoridades civiles y religiosas a construir hospitales (lazaretos) para atender a los enfermos. Dignos de mención en este aspecto son: Alfonso VI y el Obispo Gelmírez.
En el periodo medieval destacó la peste negra (peste bubónica) que según el profesor Ubieta Arteta, llegó a León en octubre de 1348, procedente de Galicia. Se conocen casos en Astorga y Sahagún. Hay estudios específicos sobre ella en Palencia o Salamanca pero no concretos de León, aunque sí muy numerosos y en general de Castilla, que han sido realizados por Julio Valdeón, Nicolás Cabrillana o Julio García González. La enfermedad que prevaleció siempre en España, y antes de aquella fecha, fue la lepra.