Terrorismo y convivencia ¿Alarmismo o prudencia?

Surge de los intersticios de la sociedad la renovada demanda de soluciones ante el problema terrorista, que sin duda pasan por la recomposición de la unidad democrática y el aplazamiento de los disensos hasta acabar con esta exorbitante amenaza que desencamina todos los designios políticos y carga al Estado de un dramatismo que impide que prosperen el sentido común y la racionalidad. Hay que cortar todas las cabezas de la hidra antes de que sus efluvios agosten por completo la convivencia. La compra por el Gobierno de dos millones de vacunas contra la viruela y de 50.000 contra el carbunco (o ántrax) ha suscitado controversia política. Habría que conocer las razones de esta inversión, que sería absurda si no existieran informaciones de los servicios secretos occidentales que respaldasen la verosimilitud de la amenaza. Es inevitable, sin embargo, sospechar que la CIA podría haber exagerado los riesgos para presionar psicológicamente a las díscolas sociedades europeas.