Diario de León
Publicado por
Eduardo Gutiérrez Suárez, presidente de la Asociación de Parados Alepa
León

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Como cada momento electoral, las campañas se cimentan sobre las mismas demagogias, a las que los partidos políticos denominan programas. Programas que como siempre se traducen en palabrería literatura barata que pueda pasar por música celestial. Si el obispo les dejara el órgano de la catedral lo harían sonar sin cesar. Así, tocan el órgano lo mismo pero suena más grosero y a picapedrero de caminos. Todo vale en política, hasta lo más ruin, y así se práctica el incumplimiento de promesas, denigrando la especie hasta convertir su palabra en una sinfonía de graznidos de cuervos, y demás depredadores y rapiñas, pisoteando la palabra dignidad hasta sacarla de la convivencia y relaciones humanas. Predicadores zalameros en una sinfonía de palabras huecas más propias de truhanes chusmosos y primates que de los últimos eslabones del hombre culto, evolucionado, respetuoso, tolerante, inteligente, con moralidad y sentido de lo común, y con responsabilidad hacia la comunidad. Los socialistas -del PSOE-, con una lista de manejables sumisos para hacer válido aquéllo de que el tuerto sea rey, se han lanzado desde la mediocridad más precaria a prometer al vecindario leonés un futuro de riquezas, felicidades y abundancia, sin dolor ni enfermedades, más digno de dioses que de humanos. Y es que así son de pretenciosos los socialistas. No hay peor cuña que la de la misma madera. No es fácil y por ello resulta atrevido y descompuesto ofrecer trigo sin tenerlo cuando menos sembrado. De donde no hay, nada se puede sacar, pero ya lo saben estos personajillos que juegan a vírgenes milagreras. El caso es robar con sutileza, más bien con brusquedad y mentiras el voto al personal, y sobre todo a los parados, posibles abstencionistas, y todo aquello que consideran el potencial de la izquierda, que ellos mismos han ahuyentado a base de decretazos, privatizaciones, promoción de empresas de trabajo temporal, contratos basura en precario y demás lindezas propias de cabezas vanidosas, prepotentes y aventadas. Estos comediantes, ya sabemos todo de qué van, prometen viviendas para todos, trabajo para todos, pensiones para todos, e incluso la vida eterna para todos. Vamos, la demagogia más disparatada. Incluyendo seguramente las inversiones en Valladolid y el usufructo de las mismas para nosotros. Vaya cabezas. Fantasía y tonterías a raudales. Don Francisco Fernández, el candidato a alcalde por parte del PSOE, ofrece mil puestos de trabajo, por lo general y como siempre con cargo al Ayuntamiento y a la Diputación Provincial, que seguramente serán pocos para colocar a sus pesebreros, amiguetes, militantes y demás siniestros personajes de esta nueva casta que lleva años sin rascar bola. Los populares, conservadores del PP, son quienes tienen el trigo, el sembrado, la harina, las acciones, el dinero, el capital y en definitiva la riqueza, por ello la posibilidad de resolver el problema del desempleo y toda la gama de marginaciones, exclusiones y caos social vergonzoso y torpe que genera el desempleo, a causa de una gestión política avariciosa y codiciosa. Como un insulto para la sensibilidad y la digna inteligencia de lo humano, el problema es que lo quieran repartir y distribuir, poniendo aunque no fuere más que los beneficios al servicio de la comunidad. Llevan muchas décadas y siglos de poltrona y ya sabemos lo que dan de sí: poco es decir mucho, más bien nada, además los parados somos para ellos como un grano que les brota en el culo. En otros tiempos tratados total y absolutamente a capricho como carne de esclavitud, y en la actualidad empujados a sucumbir en la libertad de la miseria. Pocas opciones nos dejan poderosos y parlanchines, zalameros, embaucadores y engañabobos, de sobrevivir con dignidad, pero al menos seamos inteligentes y no caigamos en la indignidad de sus trampas para que depositemos humillados y sumisos el voto, que de la misma manera que representa nuestra miseria, para ellos es la mejor fuente de ingresos, bienestar, enriquecimiento y demás codicias y vanidades. Sin duda la respuesta que debe dar el colectivo de parados a los artífices de su situación de marginación y exclusión, que de igual manera a todas luces lo es la desidia de la clase política poderosa la de los partidos grandes, es la abstención en la urnas y decisiones más enérgicas en la calle o en la vida cotidiana, tomándose el cumplimiento de las obligaciones que tiene la sociedad con este colectivo al pie de la letra, exigiéndolo a cualquier precio. Todo es mejor que vivir en la indignidad de la indiferencia y el olvido. De cualquier manera, si alguno se mostrara débil frente a las trampas de la democracia, siempre le queda la opción de los partidos minoritarios más consecuentes con el discurso del reparto de la riqueza. Frente a la demagogia electoralista de embaucadores, la abstención.

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