Diario de León

EL RINCÓN

Las leyes y las trampas

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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QUIZÁ fuera una temeridad suprimir la célebre ley de vagos y maleantes sin haber suprimido anteriormente a los maleantes y a los vagos. Claro que en aquel tiempo, esa ley podía encubrir omnímodos poderes para quitar de la circulación a alguna gente, aunque fuese muy trabajadora y jamás hubiera delinquido. Ya sabemos cómo son las leyes y cómo son las trampas: las hacen los mismos. Ahora, el señor fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, que cuando hace declaraciones en la tele tiene cara de pavipollo contento, se ha declarado partidario de suprimir la Fiscalía Anticorrupción. Precisamente cuando hay más corruptos por metro cuadrado que nunca. A su juicio, esa atareada Fiscalía no debe existir y son todos los fiscales los que deben investigar los delitos que en la actualidad le están reservados a ella. Creía Stendhal que la barca del mundo acabaría hundiéndose por culpa de los imbéciles, pero no ha sido así. Aunque zozobre, sigue navegando. Lo que puede hundirla es el peso de los corruptos. Están pasando cosas que serían raras si no fueran frecuentes. El dueño de Gescartera, que arruinó a tantos accionistas desavisados, se ofrece a colaborar con la Justicia a cambio de salir de la cárcel. Antonio Camacho, según dicen los expertos en timadores de cuello blanco, pertenece a la escuela de Mario Conde y Javier de la Rosa. Coleccionaba trajes y zapatos, mientras los 108 millones de euros siguen en paradero desconocido. Ahora, Camacho, el mismo que viste y calza, quiere que le excarcelen, una vez cumplido el habitual plazo de dos años de prisión provisional. Si prospera la tesis cardenalicia, los fiscales van a tener más trabajos que Hércules y hasta se les puede caer el pelo. La gente de la calle, que es la que vota, está harta de oír hablar de guarrerías bursátiles: La mayoría silenciosa pone el grito en el cielo pidiendo personas decentes al poder. Sean del partido que sean

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