Diario de León
Publicado por
AGUSTÍN JIMÉNEZ
León

Creado:

Actualizado:

EL PASADO día 27 de agosto, a las 9.51 de la mañana, el planeta Marte nos pasó a tan sólo 56 millones de kilómetros. Los periódicos sacaron portada con el evento. Para entonces ya se estaban observando diversas anomalías. El año en que parece que, al fin, van a poderse clonar los caballos y en que se asentará la polémica moral sobre las células madre, al descubrirse la posibilidad de fabricarlas a partir de ratones sin cristianar, un estudio europeo ha profetizado otras innovaciones de interés. Por ejemplo, lo del calentamiento de la atmósfera puede ser malo pero también bueno. Es cierto que la canícula ha disminuido en un cuarto las cosechas de maíz y caña de azúcar en Italia o un tercio la de trigo en Portugal. Pero tales presuntos males se han compensado con un aumento equivalente en la producción de la célebre caña de azúcar irlandesa y con desbordes en la generación de plantas comestibles en el Ártico, entre los que cabe resaltar un esperanzador crecimiento del doce por ciento en la colza de Finlandia. Quejarse no es lógico en una economía global. Sólo hay que organizar los intercambios, como los que, tras una vertiginosa discusión de la Organización Mundial del Comercio que sólo ha durado dos años y adelantado la muerte de poquísimos miles de pacientes de baja extracción, van a permitir que los países pobres accedan a medicinas que disminuyan el sida y otras plaguillas, que no incluyen de momento la prohibición de la lapidación en Nigeria o el asesinato especializado en Palestina. Aún habrá que retocar algunos detalles. Los expertos afirman que el apagón de hace unos días en Nueva York se debió a que la red no está preparada para repartirse la energía y a mandarse un paquete de kilowatios de Oklahoma a Vancouver. El primer mercado liberal no es suficientemente global. Claro que no todas las carencias son técnicas. Ha pasado desapercibido que el subsiguiente apagón de Londres tuvo lugar el mismo día en que el tramposo Blair declaraba ante el juez. El apagón puede, pues, interpretarse como un indicio de la llegada de los marcianos o como un anuncio del fin del mundo. Aunque sería bonito que el fin del mundo nos pillara con luz eléctrica como cuando bombardeamos Bagdad. Se ignora la conexión de los apagones con la avería eléctrica producida en Sidney, que sigue a la extraordinaria de Londres y a la fantasmal de Nueva York, pero sí sabemos que en Madrid no pasa eso. España va bien y mejor que va a ir. Al manos setenta y dos mil años parece que lleva el hombre usando ropa. Mariano Rajoy se puso su corbata rosa -Javier Arenas también, las demás eran azules- para recoger el premio de la perseverancia desdeñosa, el deber bien entendido y la amabilidad liviana del «aquí te espero, fumando un puro». Dicen algunos que, en su carrera de opositor, Mariano Rajoy ha tenido algunas actuaciones que lo acreditan como un auténtico marciano, pero dicen también que, por efecto de ósmosis, colocado en un medio propicio, es capaz de ser buena persona.

tracking