Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

No hay marcha atrás

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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EL PRESIDENTE de la Confederación Hidrográfica del Duero, José Carlos Jiménez, rotundizó en rueda de prensa que la tarifa que tienen que pagar los regantes del Bajo Páramo leonés y sus vecinos zamoranos es la que marca la ley. «Ni los técnicos, ni el presidente de la CHD -él mismo- pueden incumplir la ley, puesto que esto sería prevaricar». Dicho con claridad meridiana para que no exista el mínimo atisbo de sombras escondido entre los maizales: los regantes tendrán que pagar el coste de las obras para la elevación del agua del Esla y sus accesorios si quieren tener un paisaje verde. Musgo o grietas. Es el argumento de José Carlos Jiménez, avalado por el consejero de Agricultura, José Valín. Un argumento estúpido. Lo que demandan los regantes es una decisión política para abaratar el coste del agua por hectárea, no aplicar la dura ley, pero ley. Si siempre que se hace una propuesta política fuera prevaricar, todos los diputados, procuradores, alcaldes, ediles y pedáneos estarían encausados. Todas las leyes son susceptibles de modificación, incluida la Constitución, a la que le están poniendo guirnaldas por su 25º aniversario. Nunca una Norma Suprema cumplió veinticinco años en nuestro país siendo virgen. Una ley que no responda a la realidad social es una mierda de ley. Así lo entienden los campesinos, dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias. José Carlos Jiménez les ha pedido que vayan al contencioso-administrativo. Les quiere aburrir. No es quién para orientarles que elijan esa vía. Los campesinos son libres de optar por la vía política o por las movilizaciones. Y ya han decidido: «No hay marcha atrás». Levantarán la voz, exhibirán pancartas, y harán ruido, mucho ruido, para que se les escuche. En la acera del Ejecutivo regional no lo entienden. Para salvar situaciones comprometidas, el recurso es siempre el mismo: culpar a los socialistas. ¿Pero desde cuándo el PSOE de Castilla y León no corta el bacalao?. Las insinuaciones del presidente de la CHD son absolutamente infumables. Prefiere rebuscar en el pasado antes que enfrentarse con los datos actuales, que asustan: los pueblos de León se mueren. Ya no queda savia joven. A los pocos que aún se arriesgan a subsistir, les colocan cepos o trabas, como a los caballos. Así es imposible acortar las distancias sobre las praderas. Todo parece una horma. La política se ha transformado en un corsé de asfixia. Aquí estuvo el consejero Alfonso Fernández Mañueco para apadrinar la puesta de largo del consejo territorial, del que forman parte los nueve delegados de la Junta. Según sus palabras, tiene un objetivo inalterable: «convertirse en el instrumento fundamental para desarrollar la política única al servicio del programa único». Mañueco se preside a sí mismo. Si ya inventaron lo de la ventanilla única, sólo le faltó argumentar que el organismo -otro más, crecen como las setas- también avalará el pensamiento único, retrotrayéndonos a los abismos del pasado. Si Mañueco supone que «lo único» es idéntico en Ávila, Soria o León, por citar a tres de las nueve provincias, es que desconoce esta Comunidad.

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