Diario de León

TRIBUNA

Al balcón la bandera de León

Publicado por
ENRIQUE SOTO
León

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UN CUADRO determinado está compuesto con los mismos elementos que cualquier otro cuadro. Lo que hace a uno diferente de otro es la distinta combinación de los colores. Las composiciones musicales se diferencian entre sí por la especial combinación de las notas, pero las disponibles son siempre las mismas en todas las obras. Normalmente, en todas las sociedades encontramos los mismos rasgos culturales y lo que diferencia a unas de otras es la particular combinación de los elementos. Son poquísimas las culturas que disponen de rasgos exclusivos. Pues bien, la distribución geográfica de los exclusivos y peculiares pendones leoneses dibuja un ámbito cultural que se remonta al conventus asturum , la demarcación territorial de los ástures en el Imperio Romano. En los siglos del reino de los astures, el que llegó a denominarse Reino de León, las mesnadas reclutadas en cada pueblo acudían a la guerra enarbolando el pendón del pueblo. Durante la Edad Media, el Reino de León luchó bajo sus pendones por toda la península y muchas ciudades conservan en sus ayuntamientos y catedrales algún pendón en recuerdo de aquella toma o reconquista (Cuenca, Cáceres, Sevilla, Granada...). Los reyes de León fueron los primeros en usar un signo, el león, y un color, el púrpura o carmesí (el rojo más frecuente en casi todos los pendones), introduciendo así por primera vez en Europa la heráldica. El primer rey europeo que lo hizo fue el leonés Alfonso VI, en el año 1098. Pero ya en el siglo X existía en el Reino de León la figura del signifer regis , que era más el encargado de portar el pendón del Reino. Este pendón participó en diversas ceremonias desde los orígenes del reino. Una de las principales es la coronación y proclamación del nuevo Rey. Así, Alfonso VII el Emperador fue coronado en la Catedral de León ante el pendón del Reino en el siglo XII. Todos nuestros reyes fueron proclamados en León según nuestro propio ceremonial hasta Isabel II (1833-1868), primer monarca que se titula «de España». Alfonso XII no fue proclamado. Alfonso XIII y Juan Carlos I tampoco lo han sido. En estas y otras ceremonias el pendón es la verdadera representación del Reino de León y del monarca reinante, y por ello tiene derecho a saludo equivalente a capitán general. El ejemplar del pendón del Reino que se conserva en el Ayuntamiento de León es quizá del siglo XVI; es la base histórica de la bandera de León. En su forma actual, la bandera de León es una institución y un símbolo vivo de la identidad, de la tradición y de la cultura de este pueblo. Por ello, está automáticamente reconocida y amparada por la Constitución española de 1978, que se proclama con la intención declarada de «proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones». El león de nuestra bandera es también elemento esencial del escudo de España, puesto que el Reino de León es, sin duda alguna, uno de sus sumandos fundamentales. El Estatuto de la comunidad autónoma conjunta de León y de Castilla también reconoce la bandera de León y su uso siendo como es además la enseña de la provincia homónima (artículo 5.5). Sin embargo, es vergonzoso pero es evidente que hay gente que la desdeña e incluso impide que esté al lado de otras banderas en el balcón de la universidad, del instituto, del ayuntamiento, del hotel¿ ¿Qué significa este acto de negación de nuestra bandera? Con frecuencia es sencillamente una actitud acomplejada ante nuestros símbolos de identidad, una actitud como la que algunos ejercieron en los tiempos de la transición frente a los símbolos de la identidad española. En algunos casos es un ridículo complejo de inferioridad y vasallaje frente al poder que gobierna desde la metrópoli de la comunidad autónoma. Quizás no saben que en el edificio de la Junta de Castilla y León en León sí ondea la bandera leonesa. En otros casos, la causa de su rechazo a la bandera de león es el rechazo a lo que ella representa; es un rechazo a la propia identidad leonesa. Una función histórica de las banderas es la de identificar a los combatientes en una guerra. Hoy su función es la de identificar, en la paz, a los colectivos humanos. Negar una bandera es negar el colectivo humano al que la bandera representa. Y negar a un colectivo humano es hacerle la guerra. Cuando se niega una bandera y, con los mismos argumentos, no se reniegan todas las demás es porque lo que se rechaza no es la bandera en sí misma sino al colectivo humano al que ella representa. En esta contienda declaro estar del lado de los que no se avergüenzan de nuestros símbolos de identidad, empezando por la bandera, saben que León no se puede reducir a una ciudad ni a una provincia, no confunden esta comunidad autónoma y las regiones que la integran, no confunden lo regional y lo autonómico, no olvidan sus raíces o su identidad leonesa, no se quedan impasibles ante el empobrecimiento de sus familiares y paisanos, practican la solidaridad para con su prójimo, no han perdido la esperanza, no se venden, no se rinden. Pero que no cuenten con mi simpatía los que utilizan el universalismo como coartada para lavarse las manos o negarnos, a veces desde un puesto de responsabilidad, nuestro ser y nuestros derechos más elementales.

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