Diario de León
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PACO MORA
León

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EL GOBIERNO se ha convertido a la religión del peaje. En la propuesta electoral del PSOE se prometía terminar con él y en esa línea se mantuvo el discurso retórico de la Ministra de Fomento en sus primeras intervenciones públicas. Ahora, no sólo no se van a eliminar los peajes, sino que vienen peajes nuevos para poder seguir construyendo vías de gran capacidad. Magdalena Álvarez acaba de anunciar que saldrá pronto a concurso la segunda fase del plan de autopistas de Álvarez-Cascos, una iniciativa que el Gobierno del PP no pudo adjudicar por culpa del parón electoral y que supone construir cinco nuevos recorridos de pago, con una inversión privada que estará por los dos mil millones de euros. Entre esos recorridos hay uno muy importante, el que va de Toledo a Ciudad Real, clave para construir una futura nueva vía entre Madrid y Andalucía que permitirá a eludir el difícil paso por Despeñaperros. Para cumplir con la disciplina presupuestaria que se nos exige desde la UE la solución no es recortar el gasto público a base, pongamos por caso, de construir menos infraestructuras. La alternativa más lógica consiste en acudir a la colaboración pública-privada, aunque ésta tenga que sustentarse financieramente en el denostado peaje, y que sea el sector privado el que construya lo que no puede hacer el Estado. Es lo que hizo el PP y lo que el PSOE va a hacer ahora. Se acierta rectificando. Las carreteras no son gratuitas: o se pagan con el dinero de los usuarios o con el de los contribuyentes, y que las mejores carreteras las paguen las que las utilizan y no todos los españoles con sus impuestos, es ético y posibilista, aunque esa propuesta estuviera ausente de un programa que se redactó con escasas esperanzas de que tuviera que ser aplicado

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