Gran circo

ERAN apenas unos críos formados en las diferentes técnicas circenses y presentaban su trabajo esta semana en el parque del Temple. Procedentes de Alemania, los integrantes de «Ratz Fatz» realizaban números con maneras de auténticos profesionales: pelotas en el aire, contorsionismos, equilibrios sobre monociclos... Ellos no los sabían, claro, pero en el improvisado escenario de la casa de Cima estaban levantando la gran metáfora de la situación política comarcal: un gran circo caótico en el que el «más difícil todavía» hace tiempo que se ha superado y los ciudadanos/espectadores han dejado ya de prestar atención al espectáculo que se desarrolla sobre la cuerda floja de la vida interna de los partidos porque ya se ha rebasado el límite de «lo nunca visto». Recapitulemos brevemente. IU, desaparecida en combate tras su arduo camino de fracaso en fracaso hacia la derrota final. El regionalismo bercianista sin levantar cabeza desde que los jóvenes cachorros cumplieran su destino histórico de matar al padre, como Freud manda. El leonesismo condenado a seguir el mismo camino, justo ahora que parecía haber superado la barrera del Manzanal. Los socialistas, divididos y cultivando extraños compañeros de cama, como marca la tradición, lanzando mensajes a los «secuestradores de Moncloa», el cinturón de hierro leonés que, dicen, rodea a Zapatero. Y los populares forzando la máquina de la tensión entre la comarcal y el aparato en una vuelta de tuerca escenificada en las dos urnas de la sede ponferradina, que echaban humo el martes, antes de que se supiera que en eso podría llegar Fidel y mandaría acabar con tanto dislate. Contorsionismos del panorama político comarcal que difícilmente podrán superar los chicos de «Ratz Fatz»: al fin y al cabo éstos sólo quieren ser profesionales del circo. En cambio los otros... Caramba, qué coincidencia.