Furor político estival

NO ESTAMOS en elecciones. Estamos en verano. Toca sequía informativa y unos comicios que se presentan muy lejanos en el horizonte. Los políticos suelen aletargarse en estas fechas. Pero, en esta ocasión, no es el caso. Estoy pasmado, asombrado, obnubilado, estupefacto y algo más. En la semana que acaba de expirar, la última del mes de julio, en el Bierzo casi hemos tocado a visita diaria de consejero de la Junta de Castilla y León. Menos un día, -el jueves-, el resto hubo representación de cartera departamental autonómica. ¿Qué pasa en el Bierzo para tanto ajetreo en días de bañador, camisa de flores y relajación política?, ¿Por qué ese frenesí de visitas oficiales?. No sé, pero me da en el entrecejo que en todo esto algo t iene que ver la que preparó el presidente Zapatero en León, hace unos días, con su mediático Consejo de Ministros. Parece como si en el PP tocasen a arrebato, prietas las filas, y se difundiera la consigna interna de tratar de amortiguar políticamente, -como sea-, lo que el presidente de la nación anunció para la provincia, con trenes de alta velocidad, palacio de congresos o ciudad de la energía. Tú: ¿Tren y otras zarandajas?. Pues yo: Dos huevos duros, que dirían los del PP. El consejero de Fomento viene a las procesiones de las fiestas de Cabañas Raras, corta cintas de carreteras mineras, como la de Bembibre a Noceda. Y a él se unía, por ejemplo, el de Presidencia, que anunciaba 300.000 euros para construir un centro de atención a drogodependientes; que es una cosa como muy social y solidaria. A la comitiva se unía la consejera de Medio Ambiente, quien firmaba con el alcalde de Ponferrada un convenio de casi siete millones de euros para una red que saciará, sin problemas, la sed de sus habitantes y los que vengan detrás. Siempre se critica a los políticos porque priman las visitas sólo en elecciones, pero en esta ocasión no hay comicios a corto plazo. Por eso, es plausible que vengan y anuncien inversiones en horas bajas. Aún así, son como felinos que se mueven por instinto. Esta especie política es de las que le gusta, como a otros animales, marcar su territorio. Y el Bierzo se cotiza caro desde hace tiempo. Se percibe como un cierto prurito en la piel de los políticos de uno y otro color. «¡Al granero berciano no me lo toques y no metas el cuezo, porque, es mío!», parece ser el mensaje que se quieren lanzar unos y otros animales políticos, aunque tengan que pasar calor y trabajar en días de vacaciones. Queda agosto. Quedará ya lejos el Consejo de Ministros de Zapatero y pocos se acordarán de él. No del político, sino de sus decisiones. Por eso, es predecible que se apacigüe ese furor en las visitas oficiales. Aquí cierran hasta los bares por el tórrido sol. Todos a la bartola. Contaré a lo largo de esta travesía agostera cuántos políticos viajarán al Bierzo para hacerse la foto lejos de la sombrilla, el cubo y la pala de hacer castillos de arena. Casi apostaría unas vacaciones en León a que el inusitado movimiento político tras el Consejo de Ministros de Zapatero quedará mitigado hasta septiembre.