Hacienda fomenta el contrabando

COMO LAS cuentas de la sanidad pública no cuadran y hay más funcionarios que microbios Hacienda ha propuesto a las comunidades autónomas que cubran el déficit elevando los impuestos sobre el tabaco y el alcohol. El argumento es impecable: dado que ambos vicios perjudican seriamente la salud, que paguen todos antes de ingresar en el hospital. Dicho así no está mal, pero, estadística por estadística, también está demostrado que fumadores y bebedores amortizamos antes la plaza con sustancial ahorro en el pago de pensiones de la Seguridad Social y no por eso nos hacen rebajas ni degravaciones en el IRPF. La realidad es que, fuera de los impuestos considerados decentes (la declaración de la renta y el IVA), a la vaca del Estado sólo le quedan tres tetas que ordeñar, a saber, el vino el tabaco y la gasolina. Y ésta última ya paga un 1% de recargo en muchas autonomías, sin que haya mejorado ostensiblemente el estado de salud de los muertos en la última operación retorno. Hace tiempo que los tres productos están viciados con un 75% de impuestos sobre el precio real y nadie se quita del vicio, lo cual es un chollo para Hacienda, que conoce de sobra las debilidades humanas. Con el euro como moneda única en un libre mercado que va casi desde las estepas rusas hasta Benidorm cabía pensar que, quitando la coca, la maría y las pateras, se iba a acabar el contrabando. Craso error, porque, si el año que viene cada autonomía impone el recargo que le dé la gana, más de uno se replanteará las vacaciones. Y, a la vuelta, en vez de colocar al cuñado el video de toda la vida, le recomendará algo así como «macho, ni Andorra ni Gibraltar, ni más barato que en Canarias, ni leches, porque, si quieres ponerte ciegos los pulmones de winston pata negra , el hígado de tinto con casera y cargar hasta los topes el depósito del buga vete a Logroño, te lo digo yo». A efectos de sanidad, ya sólo falta que pague peaje el virus de la apendicitis. Que no fuma y es abstemio.