Pasado judío

LA HISTORIA la escriben los vencedores, de ahí su revisión permanente a lo largo del tiempo. Entre las muchas historias que ni siquiera pueden ser revisadas porque están sin hacer, la de la presencia judía en la comarca del Bierzo es una selva absolutamente virgen en la que se asoman topónimos, tradiciones y costumbres como signos que están esperando su interpretación. Signos a los que el doctor Google contribuye a veces con pequeños hallazgos como el del periodista Juan Óscar Ponferrada (Catamarca; Argentina, 1908-1990), que realizó una amplia labor docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en el Conservatorio de Música y Arte Escénico de La Plata, llegando a ser director del Instituto Nacional de Estudios de Teatro. El topónimo de su apellido indica claramente que se trata de un descendiente de judíos ponferradinos que incorporaron a su nombre el de su ciudad en el momento de la expulsión. El que quinientos años después se mantenga en su propio nombre esa seña de origen debería hacer reflexionar a quienes condenan alegremente lo judío desde lecturas manipuladas o plantean supuestas limpiezas de sangre. En este sentido, me alegro de encontrar en este periódico confirmación de una noticia que alguien me había adelantado hace unos días, referente a la creación en el Bierzo de la Asociación Monte Sinaí, encaminada al estudio de la historia, las tradiciones y el legado de los judíos en el Bierzo. Forman parte de nuestro pasado, es decir, de nosotros mismos, y su presencia ha dejado más huellas de las que a simple vista se pueden apreciar. Sólo queda descubrirlas y aceptarlas.