Dos lunares

DESDE que cayó en manos italianas, Antibióticos no da más que disgustos. Me aseguran que en las últimas semanas está vendiendo a destajo para todo el mundo. Sin embargo, la dirección plantea ahora que necesita despedir a cien trabajadores para sobrevivir. No dicen cómo, con qué productos y cuál es su plan industrial. Aceptadas las tesis de la patronal, nadie puede asegurar que un mes más tarde se descuelgue solicitando el despido de otro centenar. Según la información publicada ayer por este periódico, ya están negociando las indemnizaciones a esos trabajadores con la Junta, que es la Administración que tiene que autorizar el expediente de regulación de empleo. Al comité de empresa no le han comunicado nada. Ayer todos -dirección, sindicatos, administración- negaban el cuerpo de la noticia. Pero uno ya tiene el culo pelado y sabe que una información de tanto calado social no se la inventa el periodista ni en pleno delirium tremens. A veces, se lanzan globos para constatar su consistencia. En cualquier otro caso, y sin haber recibido cuantiosas subvenciones, ya sería mal visto un expdiente de regulación de empleo. Tendría que estar muy justificado con cifras y datos. Pero es que, en el caso de Antibióticos, con miles de millones de las antiguas pesetas de subvención, incluso para construir otra factoría, la de Vitatene, el expediente de regulación de empleo sigue oliendo a cuerno quemado. Y todavía más porque ni la dirección de la empresa, ni la Junta de Castilla y León han desmentido la gravísima acusación que hace unas semanas lanzó el comité de Empresa: los antibióticos nuevos, las cefalosporinas, desarrollados en León, se producían en Italia en otra fábrica, también propiedad de Sir Fidia. Cada vez cunde más la impresión de que con Antibióticos nos están dando el timo de la estampita a todos los leoneses. Lo que fue un signo de distinción industrial, no pasa en la actualidad de semejarse a un juego de trileros. El otro lunar nos lo ponen en el cielo. No es suficiente el de la calle Doctor Fleming para que se nuble también el limpísimo cielo azul del progreso que llega por encima de las nubes. La compañía Air Nostrum, que opera en el aeropuerto de La Virgen del Camino, devolvió a Madrid a los pasajeros con destino León porque podía llegar a nuestra ciudad después de las 21 horas, esto es, las nueve de la noche. La indignación fue absoluta. Aena no sólo plantea problemas a Lagun Air, sino también a Air Nostrum. Es un asunto que debe resolverse a la mayor brevedad. No admite más dilación, salvo que quiera sabotear el desarrollo del aeropuerto de León. Ya son tantas incidencias las que llevamos sufridas los usuarios del aeropueto, que invitan a pensar mal. Esta semana acude a León el responsable de Aena. Será mañana, según marca la agenda. Tendrá que aclarar al Consorcio, sin sombra alguna, que favorecerán el desarrollo del aeropuerto leonés. Está probado, no se supone, que León se ha implicado hasta las cejas en el proyecto. Ya no se piden ayudas, sólo que no nos coloquen, como a los caballos, trabas.