Diario de León

DESDE LA CORTE

Los papeles de la ministra

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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LA FECHA pudo ser mejor, pero es la elegida por la ministra de Cultura. Carmen Calvo escogió el Día de Inocentes para comunicar su gran decisión: los documentos incautados a la Generalitat serán devueltos a Cataluña. No sabemos cómo ni en qué plazos. Ignoramos si veremos esa temida imagen de camiones que llevan los papeles entre el clamor de unos ciudadanos que se amotinan en resistencia civil. Lo único cierto es que este gobierno nunca podrá esperar el aplauso, ni siquiera la comprensión de los habitantes de Salamanca, que hoy pueden añadir a sus muchos títulos el de ser los más agraviados por una decisión gubernamental. Es posible que la devolución de los papeles sea, como dice la ministra, «justa, legal y legítima». No hay muchos argumentos para oponerse al retorno de una documentación que puede considerarse un botín de Guerra Civil. Pero la defensa de Salamanca no se basa sólo en razones históricas: se basa en sentimientos en agravio y de expolio a una ciudad, y de favoritismo a otra comunidad autónoma. Estamos, por tanto, ante una situación muy delicada, de las que afectan a la cohesión nacional. Permítaseme, por ello, expresar mi perplejidad por la desastrosa gestión gubernamental de este asunto. El catálogo de torpezas se corresponde con el muestrario general de incompetencias de que hacen gala algunos ministros. Se actuó con una rapidez sospechosa, como si esa devolución fuese el asunto más urgente de la historia. Se calculó mal el «tiempo político», y se trasladó a la sociedad la sensación de que se trata, como diría Rajoy, de una «bajada de pantalones» ante el socio catalán. Se actuó con una actitud tan vergonzante, que la ministra renunció a su propia iniciativa y se convirtió en simple ejecutora del dictamen de una comisión de expertos. No se supo revestir la decisión de alguna grandeza y coherencia, y sólo ayer la señora Calvo dijo que «el verdadero archivo nacerá ahora en Salamanca», como queriendo consolarse a sí misma. Para coronar los desatinos, en los nueve meses de gestación de este parto no hubo una sola acción informativa ni de creación de opinión pública. Mientras tertulias, políticos diversos y algunos indocumentados se preocuparon de acusar al gobierno de entreguista y débil ante los Carod-Rovira de turno, el gobierno no supo hacer una elemental tarea de creación y formación de opinión. Que, después de esa gestión, la señora Calvo se lave las manos con un solemne «si alguien se empeña en enfrentar territorios, será su responsabilidad», hace que le respondamos: no, señora ministra. Es usted, con su falta de recursos y su imprevisión, la que abonó el terreno para el enfrentamiento. Sólo usted. Las cosas serias no se hacen así.

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