Diario de León
Publicado por
MIGUEL A. VARELA
León

Creado:

Actualizado:

HAY UN empeño, no sé si consciente y articulado o puramente temperamental, en llevar las cosas de este país antes llamado España por la vía del drama desgarrado cuando nos sienta mucho mejor la comedia: la risa liberadora, terapéutica y transgresora capaz de darle la vuelta a las cosas aparentemente más trascendentes para que seamos capaces de verlas más claras y naturales. Un país que ocupa buena parte de su precioso tiempo debatiendo sobre su propia existencia, sobre la parte y el todo, sobre el ser y la nada, podría ser una tierra de filósofos pero no es el caso. Éste es un país de humoristas frustrados en el que es extremadamente grave la ausencia de talento para extraer la risa de esta empanada paleta en la que estamos sumidos, que confunde el amor por lo propio con exaltación racial y el interés por lo ajeno con desapego de las esencias. Temas como el del Plan Ibarretxe, el de los papeles de Salamanca o, por llevarlo a lo local, el del Edicto de Augusto, con sus disparatadas ramificaciones, están pidiendo a gritos un Azcona, un Berlanga o un Boadella capaces de arrojar sobre el palabrerío dominante, sobre el discurso iluminado de los radiopredicadores o sobre el histerismo sectario y papanata que impregna el discurso político, un rayo de ese sentido común que tan sólo los humoristas y los niños son capaces de hacer aflorar, convirtiendo la observación de la necedad humana en arte. Frente al dibujo crispado, el cabreo como estado natural del español que palpamos diariamente, este país precisa de la intervención urgente de un pelotón de humoristas inteligentes y con su punto gamberro que le den sentido a lo que no lo tiene.

tracking