CON VIENTO FRESCO
Laciana, una dialéctica interesada
LA CRISIS en el municipio de Villablino no es sólo por la decadencia de la minería; lo es por el tipo de explotación que quiere mantener la MSP con la connivencia del Ayuntamiento, algunas juntas vecinales, la Junta y los sindicatos. Algunos lo mistifican todo por salvar la cara de sus correligionarios, pero en Laciana no se salva nadie, excepto los que se niegan, quizá un poco tarde, al sistemático chantaje empresarial. También hay crisis municipal por endeudamiento, en la que tienen responsabilidad directa los anteriores gestores de IU, que por eso perdieron las elecciones y han hecho lo imposible para impedir el gobierno de Ángel Crespo. ¡Y todavía quieren seguir poniendo condiciones a su participación en un nuevo gobierno socialista!. Pronto conoceremos el informe del Tribunal de Cuentas, el dinero de los cielos abiertos, y veremos las responsabilidades en que han incurrido unos y otros. Pero, según un amigo, buen conocedor de su tierra, el alcalde no dimitió por el endeudamiento, sino porque no quiere ser el responsable último del desaguisado perpetrado en la comarca en estos últimos veinte años. La vida de Laciana ha estado vinculada a la MSP para bien y para mal, con sus luces y sombras desde 1918 hasta los años ochenta. Entonces se produjeron cambios en la propiedad de la empresa, entramos en la Unión Europea y vino la reconversión minera. Desde esa década los nuevos gestores, vinculados al PSOE, han buscado enderezar la MSP mediante el apoyo del gobierno frente a las eléctricas, con la Marcha Negra, y emprendieron una política de explotaciones a cielo abierto que destruyó sistemáticamente el paisaje de esta comarca tan bella. Al mismo tiempo, para rentabilizar la empresa y obtener más beneficios, han reducido de forma drástica el número de sus trabajadores. Si en la década mencionada había en Laciana unos cinco mil, en 1996 eran sólo 2262 trabajadores; cuatro años después la cifra se había reducido a menos de 1500, y hoy son poco más de mil. Los cielos abiertos se plantearon por la empresa como el único medio para sostener la minería de interior en Laciana, y por tanto la economía de la comarca, segada toda otra alternativa. Pero la reducción de esa minería ha sido imparable, por ejemplo el grupo María, el de mayor historia de la empresa, cerró en el año 2000, según Victorino Alonso por su escasa rentabilidad. Desde entonces se ha explotado una mina de interior en el Feixolín con un sistema más barato, por hundimiento; pero sobre todo se aumentaron el número de los cielos abiertos, utilizando como analgésico de juntas y ayuntamiento las prejubilaciones y las compensaciones económicas. Así en 2001, según la prensa, la MSP ofrecía al ayuntamiento 1.000 millones de pesetas a cambio de nuevas concesiones en Fonfría, Feixolín y Ladrones para su explotación a cielo abierto, que se venían a añadir a las de Tormaleo y Carrasconte. En estos momentos se esperan nuevas licencias en Ladrones, Rodevieja, Ampliación a Feixolín, Buxonte, Felisa y Chabiadas. Partidos y sindicatos han aceptado esta situación durante años, mirando más su interés inmediato que el futuro de la comarca. Ahora hay pocos mineros, y éstos no son ya lo suficientemente fuertes como para acallar las críticas de los que no se han marchado y quieren vivir en el valle, pero no en una tierra asolada y llena de escombros sino en una en la que la vida sea posible y se compagine con actividades agropecuarias y turísticas. La Unión Europea les da la razón, y ha sancionado a España este año por permitir el incumplimiento de la normativa vigente en materia de medio ambiente en esta zona. Los que aún esperan prejubilarse con 45 años pretenden que el ayuntamiento siga cediendo a las presiones de la empresa, pero los Verdes y las juntas vecinales se niegan a que al final lo que quede de Laciana sea una escombrera inhabitable. Es en esa dialéctica en la que hay que entender la dimisión de Ángel Crespo, persona honrada y trabajadora pero que no pudo sufrir más las presiones de sus convecinos.