Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

El tinglado de los símbolos

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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VÍ LAS IMÁGENES televisivas sobre la retirada de la estatua de Franco de la madrileña plaza de San Juan de la Cruz en el Alto de la Collada de Aralla. No descabalgaron al caudillo. Jinete y caballo son indisociables. Retiraron al dictador por la noche. Con nocturnidad diría el anciano Blas Piñar, que acudió con sus jóvenes cachorros fascistas para liderar la protesta. En el Alto de Aralla hacía un día de cristal. Un día de luminosidad cegadora, intensificada por la blancura de la nieve, que allí todavía lo cubre casi todo. Hasta las piedras históricas de la trinchera levantada en honor del capitán Lozano, militar republicano fusilado una amanecida negra del 18 de agosto del 36. Contemplé, digo, la retirada de la estatua de Franco, a la vera misma del monumento erigido en la Collada de Aralla a la memoria del capitán Lozano. Y no tuve el mínimo atisbo de visionar las dos Españas machadianas, ni de revolver el pasado como asegura Mariano Rajoy. Mientras la dirección del PP, encabezada por él, intenta hacer causa política de la retirada de la estatua de Franco, el responsable de su partido en Cataluña, Josep Piqué, ha matizado que «todos los símbolos que choquen con el espiritu constitucional no tienen cabida en España». Es decir: una vez más Josep Piqué opta por una línea política diferente a la cerrada defensa ultraderechista liderada por algunos de sus colegas conservadores. Sería un error de enormes proporciones «vender» que Josep Piqué está solo. En su misma línea de centro/derecha se van posicionando y definiendo también el corregidor de Madrid, Ruiz Gallardón; parte del PP gallego, con Baltar y compañía; del PP valenciano, con el presidente Camps a la cabeza, directamente enfrentado con Eduardo Zaplana, y no es difícil adivinar que en el futuro conseguirán más adeptos. No están de acuerdo con que el futuro del PP como partido esté directamente vinculado a Ángel Acebes y al aznarismo. Mariano Rajoy ha culpado a Rodríguez Zapatero de irresponsable por la retirada de la estatua. Haría lo mismo si tose por un catarro. Es verdad que ningún otro presidente del Gobierno desmontó el tinglado de los símbolos. Quizá no era el tiempo para ello. O quizá, también, ninguno tuvo el coraje suficiente ni los antecedentes traumáticos de Rodríguez Zapatero. Lo entendí y valoré en el Alto de la Collada de Aralla, frente al monumento erigido en memoria de su abuelo. Pero quiero, aunque sólo sea por higiene sentimental, echarle la bronca a nuestro Ayuntamiento. Ha maltratado al circo Raluy. Es el único circo familiar español que se mentiene igual que hace un siglo, con carromatos incluidos. Vende sueños y magia, no trucos. A la burocracia municipal y a algún político le faltaba un papel para que esa institución tan cercana a la infancia pudiera instalarse en los terrenos provisionales que hacen de recinto ferial. No tener sensibilidad hacia el circo Raluy, aunque sólo lo conozcan por referencia, demuestra falta de información y nula complicidad con los niños. Y también con los mayores. Por si acaso todavía no se han disculpado las autoridades municipales, conviene que los artistas ambulantes sepan que hay muchos leoneses que sí apreciamos su viejo oficio y sus viejas tradiciones.

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