El bolero de Ibarretxe

EL NUEVO discurso de Ibarretxe suena igual que el anterior y, a pesar de que el plan que llevaba su nombre se estrelló en las Cortes españolas e hizo perder al PNV muchos miles de votos en las elecciones autonómicas del pasado 17 de abril, el reinvestido lendakari sigue entonando la vieja melodía del soberanismo excluyente, como grabada en un disco de vinilo sabiniano, por emplear un adjetivo que defina una época. La reaparición en la escena política de Ibarretxe, más que despertar nostalgias, genera una cierta desesperanza sobre la evolución de Euskadi. Habla nuevamente Ibarretxe de paz y de diálogo. De diálogo sin condiciones previas, ni bordes, ni interlocutores excluidos, pero el simple hecho de considerar a la ilegalizada Batasuna con derecho a sentarse a la mesa de las conversaciones es ya un condicionamiento intolerable y, por parte del PP y del PSOE, anticipadamente intolerado. La pirotecnia etarra saludó el sábado pasado la jura de Ibarretxe ante el árbol retoñado de Guernica con una explosión en Madrid, junto al estadio que albergaría las pruebas atléticas del año 2012 si la candidatura madrileña fuera agraciada con los Juegos Olímpicos. Y si el famoso y derrotado plan soberanista del lendaakari fue apoyado en Vitoria por tres votos de Batasuna, ahora ha recibido su investidura el obsequio de dos votos de EHAK, cuya disciplina filoetarra en nada parece diferenciarse de la que practicaban los diputados batasunos. Si algún sentido puede verse, al margen del estrictamente representativo, en el Partido Comunista de las Tierras Vascas, es el de evitar que el radicalismo político filoetarra participe, doblándose a sí mismo, en la mesa de diálogo que habrá de abrirse en Euskadi. Es decir, mientras exista un grupo parlamentario de disciplina etarra, como está demostrando serlo EHAK, no hay la necesidad, ni siquiera conveniencia, de invitar al diálogo a una organización de igual disciplina y, además, ilegalizada. Da la sensación, y muchos comentaristas lo afirman, de que a Rodríguez Zapatero se le han borrado o emborronado algunos de sus bocetos políticos, y entre ellos el de una Euskadi cuyas líneas políticas se vieran orientadas por el nacionalismo democrático del PNV y el socialismo del PSE-PSOE. El obsequio en votos de las comunistas de las tierras vascas a Ibarretxe parece haber difuminado esa aspiración transversal, pero dada la situación repetitiva que vive Euskadi, el lendakari no parece tener garantizado un largo futuro en la lendakaritza, dado que la reiteración de la misma melodía acaba rompiendo los nervios del oyente y hasta desquiciando al intérprete. El bolero de Ibarretxe se parece al tedioso de Ravel.