Vuelta a la cocinavasca

HA NACIDO una estrella política. Bueno, la van a parir este agosto para que nos la encontremos ya refulgente en el firmamento cuando regresemos en septiembre. Se llama Josu Jon Imaz y es la gran esperanza blanca de Zapatero. Carod-Rovira ha entrado en declive y Maragall camina hacia el ocaso. El Estatut ya no es modelo sino senda pérdida. Hay que buscar por otro lado y para un guiso siempre puede venir bien un cocinero vasco. Muera la escalibada y arriba el pil-pil. En la carta-menú de Zapatero se ofrecía: 1) Un Estatut presentable que, aunque arañaba, no acababa de destripar la Constitución. 2) Espejo para el País Vasco y senda por donde andar desandando los exabruptos del Plan Ibarretxe. 3) Ostracismo al PNV y café con ETA, y el dulce postre del chef pacificador conseguía la conversión de los asesinos al diálogo. Eso era ayer. Hoy se ha podrido la receta. De la cocina catalana ha empezado a salir humo, huele a socarrina y se ha quemado el soufflé. Carod ha llamado a Artur Mas a los fogones, le han quitado la sartén a Maragall y tienen en el horno un asado separatista. Y avisan que, o se lo comen en Moncloa o ERC les amarga el turrón, los deja sin Presupuestos, sin poltrona y los manda de elecciones anticipadas en Madrid y en Barcelona. Así que ahí están los chef del PSOE, aunque tengan al maitre descansando, inventándose platos, menús, recetas y hasta cambiando de pinche y camarero, aunque para eso no hay problema, que siempre está dispuesto Javier Rojo con tal de que lo saquen en la tele. Ya han empezado a cantar las excelencias de los productos vascos y de sus muy afamados restauradores. Lo malo es que ahí sigue Ibarretxe, y va a ser difícil con tales cejas y recientes memorias luciferinas colarlo ahora como varón santo. Pero para eso está Imaz, el nuevo gran amigo, el dechado de todas las virtudes, el más dialogador de los dialogadores, que aunque delire co-soberanías con París y Madrid, por fortuna no se le ha oído mucho. Y que viva la larga tradición democrática del PNV, su aportación a la convivencia en Euskadi, pelillos a la mar de las «estrellas», olvido de las intenciones, mirada a cualquier sitio ante las provocaciones y de la independencia, qué risa, hablamos con la copa. El nuevo menú del PSOE, no lo olviden, regresa este otoño a la cocina vasca. Josu Jon es el nuevo Arzak de la política y el que le va poner las uvas que faltan para que los socialistas se puedan comer el Presupuesto. Lo que no van a decirnos es lo que ha costado. Porque la cuenta puede ser insoportable. Y, aun siéndolo, que la paguen.