Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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HA EMPEZADO el campeonato nacional de liga y aún no sabemos quiénes serán los brasileños que le proporcionen más gloria al fútbol español. El Real Madrid, que insiste en formar una tribu donde haya más jefes que indios, que es como si en un barco hubiera más patrones que marineros, ha adquirido a Robinho, la última hoja del árbol de Pelé. Un diablo galáctico, mixto de ardilla y pantera. Se confía en que marque muchos goles, pero de momento lo que se quiere es que venda muchas camisetas,al menos tantas como Beckham, Ronaldo o Raúl. A la gente le ha dado por comprar camisetas con la efigie de sus ídolos. Las hay que reproducen el rostro del Papa, que por cierto también viste de blanco, o la cara de algún cantante de moda. Otros se instalan en el pecho a su actor favorito o a una calavera con dos tibias, para disfrazarse de bandera pirata. Lo que hasta hace poco era sólo una prenda interior sirve ahora para exhibir las convicciones más interiores, aunque esas concicciones sean en muchos casos pura miseria. La indumentaria, que siempre ha venido siendo un modo de dar a conocer la jerarquía, ahora es una forma de libertad. Gracias a esa evolución del atuendo, que ha convertido en sastres a algunos ferreteros, resulta muy entretenido pasear por la calle. Constituye un colorista entretenimiento y un ejercicio de lectura. Todo el año es carnaval. Lo malo, y aquí es donde yo quería llegar a parar, es cómo entienden ciertas personas el uso de esa libertad. El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, acaba de denunciar el lamentable comercio de camisetas con lemas favorables al consumo de cocaína. Hace falta ser muy inconsciente o muy gilipollas, perdón por la tautología, para llevar escrito un lema que diga «un gramo de coca, vive la vida loca». Creer que todo es válido en democracia no ayuda en absoluto a los demócratas. Así como no sería lícito predicar el exterminio de los niños que gritan en los restaurantes, no se puede consentir que se estimule el consumo de drogas. A algunos la camiseta les puede servir de sudario.

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