Nueva crisis en los cielos

UN NUEVO ACCIDENTE de aviación, esta vez en Indonesia y con más de cien muertos, ha sido la guinda macabra de un verano siniestro que ha puesto en la picota a las compañías de bajo coste. Pero la creciente inseguridad no es hoy el principal problema del sector aéreo, víctima principal de la imparable alza del crudo. Cuando asoma el fantasma del desabastecimiento -las compañías tienen sólo reservas de carburantes para quince días-, el futuro de la aviación parece cuando menos complejo, a pesar de que se prevé que en los próximos quince años la demanda crecerá interrumpidamente el 15% anual. En cualquier caso, la creciente necesidad de ahorrar costos obliga a los Gobiernos a redoblar su vigilancia sobre el mantenimiento de los aviones para garantizar la seguridad.