Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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Y NO SERÁ la última que el presidente George W. Bush vaya a Nueva Orleans, ya que las encuestas confirman la vertiginosa bajada de su inexplicable popularidad. Su figura, que alcanzó las mayores cotas de popularidad y aceptación ciudadana en las semanas que siguieron a la tregdia del 11-S, nunca había caído en una sima tan profunda como la que habita ahora su fantasma. Nunca, desde las elecciones, había tenido menos partidarios, ni siquiera cuando se le reprocharon las insuficientes medidas de seguridad que facilitaron ese faltal atentado terrorista, con sus 2.749 víctimas, ni cuando se descubrió la fúnebre mentira de las armas de destrucción que escondía el sátrapa Sadam Huseín. A Bush le bastó ponerse una mano en el corazón cuando sonaba el himno y una banderita en la solapa cuando no sonaba. Ahora han cambiado las cosas. El huracán Katrina tiene efectos más devastadores que Al Qaeda y la ciudad arrasada está arrasando también las curiosas simpatías que provocaba el que según los expertos es el presidente más mediocre de la historia de los Estados Unidos. El naufragio de Nueva Orleáns ha anegado también su prestigio, que está con el agua al cuello, mientras él intenta salvar los muebles. La facturita que ha pasado el huracán -ahora se espera otro, llamado Ophelia - puede superar el coste de las guerras de Afganistán y de Irak juntas. Mucho dinero. Menos mal que los primeros contratos para la reconstrucción se están adjudicando a empresas vinculadas a la Administración Bush. Irá más veces el señor presidente a Misisipi y Luisiana. Seguro que lo hará, que volverá a colgarse de alguna mujer sollozante para salir en la foto de todos los periódicos. Tardó en ir por primera vez, pero ahora sus asesores de imagen le recomiendan que conviene que le retraten con la cara compungida y los pantalones remangados dando pésames por doquier y conviviendo con los forenses. También a éstos hay que animarlos. Los pobres se encuentran con grandes dificultades para identificar los cadáveres, ya que casi todos son negros.

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