Diario de León
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FERNANDO DE ARVIZU
León

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A VEINTE meses de las elecciones municipales y autonómicas, han comenzado los temblores. Quizá por ello hablaron los números tres: el socialista José Blanco ordenó que nadie se postulase como candidato. En la misma línea, el popular Sebastián González ha dicho en León que el partido decidirá quién sea el candidato a la alcaldía de la capital ¿Es que alguien podía esperar -o acaso pretendía- otra cosa? Existen mecanismos y trámites que no hay motivo para saltarse, aunque esta sea la provincia de Zapatero y la alcaldía de León tenga en ella un valor especial. Más claro: los silencios no son palabras y nadie habla con silencios. Es importante para el PP ganar las elecciones en la capital. A nadie se le escapa que en unas elecciones municipales los candidatos cuentan mucho y las siglas de un partido no bastan para ganar. Y si se quiere ganar, hay que atender a la realidad de las cosas antes que a las legítimas ambiciones de terceros. Las ansias de desquite deben ser ignoradas. Amilivia anunció en marzo su disposición a repetir como candidato, lo que no ha hecho ninguna gracia a los socialistas. Hubieran recibido muy bien el anuncio de su retirada, pero políticamente hubiera sido un escándalo nacional. Le avalan dos mandatos previos, en los que dio la vuelta a la ciudad. En éste volvió a asumir la alcaldía porque ganó las elecciones al ser el PP la lista más votada. Además de su gestión, dedicación y honradez, es la única candidatura que parece clara. Y a tenor de lo que dicen los que a uno le paran por la calle, la que mejor conecta con los ciudadanos. Toda maniobra que siembre confusión o abra terceras vías es perjudicial, además de poco noble. No sé si hay emboscados o no, pero recuerdo las elecciones municipales de 1991 (era presidente Pérez Villar) donde había tantos candidatos a la presidencia de la Diputación que dos meses antes no se había nominado a nadie. Y Morano fue presentado a la alcaldía un día antes de cerrarse el plazo. La Diputación se perdió, como algunos recordamos bien. Así que ojo, porque un ladrillo puede hacer caer todo el edificio. No creo que a tal distancia se planteen ya pactos preelectorales PP-UPL, pero hay rumores sobre conversaciones. Aunque es algo que está en el ambiente, un partido no puede presentarse a las elecciones pensando de antemano en perder. Lo que no puede esperarse, ni de Amilivia ni de nadie con seso, es que se presente a la reelección teniendo delante un campo batido por el fuego amigo. La sociedad de León espera una acción política buena y una estrategia electoral que haga posible una victoria limpiamente ganada. No le interesan problemas internos, ni maniobras de desbroce que esquilmen al PP, aunque lo conviertan en un partido de partidarios. Y otra cosa. En fechas próximas a las elecciones suele apelarse con frecuencia a la generosidad: ¿qué significa esto, que renuncien los que mejor lo hacen?, ¿por qué y para qué? La generosidad es mucho más que un recurso al que sólo se apela para cargarse a alguien. Hay que comenzar por practicarla en primera persona antes de pedirla a los demás y muy pocos están en esa posición. Yo sí, porque en su momento hice lo que el partido nunca le pidió a nadie.

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