Palos de ciego

LA INERCIA de los gobiernos y de las instituciones supranacionales -desde la OMS a la Comisión Europea- está convirtiendo la amenaza teórica de la gripe aviar en un despropósito que ha llenado -¿innecesariamente?- de alarma a la opinión pública. Si se hurga un poco en las fuentes de la información que emana de los responsables políticos e institucionales se llega a la conclusión de que no hay todavía certezas científicas, de que no hay modo de saber si el virus causante de la enfermedad mutará hasta hacer posibles los contagios persona-persona, de que no hay forma de prevenirse realmente contra esta eventualidad y de que, en el fondo, las administraciones sanitarias están dando palos de ciego, que, por ahora, ya se han cobrado una víctima: la industria avícola de la Unión Europea.