Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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EL GOBIERNO de Rodríguez Zapatero, que está haciendo muchas cosas extrañas y deshaciendo otras que venían siendo normales, propone ahora retrasar la jubilación anticipada a los 61 años. Claro que con la condición de haber cotizado durante 30 años, ya que sin alcanzar esa cifra nadie podrá disfrutar de un mal ganado descanso. Dicen que la Seguridad Social atraviesa un buen momento, pero algunos no estamos muy seguros: el horizonte no está despejado. Por eso el deseo gubernamental es que la gente no se vaya todavía a su casa, provista de unas zapatillas a cuadros y dispuesta a no perderse ninguna de las memeces que echan por la tele. La cuestión clave es: ¿cuándo llega la hora de irse? Depende de las personas y de los oficios. De ninguna forma puede ser la misma para un centrocampista, que tiene que poner balones en el área para sus delanteros, que para un crítico de arte, que ni siquiera pone verbos en sus crónicas, para que nadie sepa si le ha gustado una exposición o le ha parecido detestable. Hay profesiones de alto riesgo, como las de albañil, minero o pescador, a las que ahora se ha unido la de pedagogo, pero hay otras más descansadas, como las de cazador de pajaritos o consejero autonómico. ¿Cómo van a jubilarse a la misma edad? Es evidente que el desgaste no puede ser idéntico entre los que se parten el pecho trabajando y los que se dedican su tiempo a aconsejar a los demás sobre la manera de partírselo. El hecho de que alguien, hombre o mujer, desee jubilarse antes de ser sexagenario indica que no realiza lo que el gran poeta Juan Ramón Jiménez llamó un «trabajo gustoso». Prueba, además, que es un despilfarrador de experiencia, que en muchos casos es lo único que tiene. Su diario servidor de ustedes debiera estar jubilado hace 14 años, según la edad reglamentaria. He escrito miles de páginas desde entonces, con la esperanza de que alguna no me deshonre a mí ni a aburra a mis lectores.

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