Peticiones y angulas

PARECE QUE es más difícil eso de amar al prójimo como a uno mismo que asistir a misa todos los domingos o que hacer los nueve primeros viernes de mes (creo que son nueve) o rezar la salve a coro o cualquier otra canción de las que no hacen daño a nadie. Su Santidad el Papa, Benedicto XVI, en su primer mensaje navideño como suplente de San Pedro, ha pedido a los fieles que construyan un nuevo orden mundial fundado sobre relaciones económicas y éticas más justas. El Santo Padre, al que no le estorbó el halo para ponerse el tricornio, lleva más razón que un Padre Santo. El hombre de la era tecnológica corre el peligro de dejarse llevar por «la atrofia espiritual y el vacío del corazón». Después de veinte siglos de cristianismo, más de ocho millones de menores viven como esclavos o se prostituyen. La sublime doctrina no ha sido un éxito de público, a no ser que se considere así el hecho de que cada familia duplique sus gastos en Navidad y algunos creyentes no crean que es excesivo que las angulas se pongan a 600 euros el kilo. También el Rey ha pedido, si no un nuevo orden mundial, que no continúe el desorden en España. Don Juan Carlos solicita «sosiego y moderación» frente a las crecientes tensiones políticas. Nunca han sido virtudes nacionales ni la moderación, ni el sosiego, así que no podremos desarrollarlas. En todo caso iniciarlas. A ver cómo nos va si empezamos a ser más serenos. Seguiremos pidiendo las mismas cosas el año que viene, por estas fechas en las que lo teológico y lo gastronómico se funden y alcanzan una excelente relación amistosa. Por pedir que no quede. Las peticiones son más baratas que las angulas.