Diario de León
Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

Creado:

Actualizado:

HACE dos domingos encontré a Julián Muñoz en el aeropuerto de Málaga. Estaba allí, detrás de mí en la fila de facturación. Este cronista tenía un problema con sus billetes, y la pareja más célebre de España, Julián Muñoz e Isabel Pantoja, tuvieron que pasar un calvario: diez minutos bajo esas cámaras que parecen salir de las entrañas de la tierra cuando aparecen personajes tan populares. Mi mujer me susurró: «Tienes detrás a la Pantoja». Me crucé la mirada con su compañero sentimental, que literalmente se lanzó sobre mi persona: «Si no estoy en la cárcel, es porque no hay nada contra mí». ¿Por qué me decía eso tan de improviso, casi sin saludar, antes de darme tiempo a darle un beso a su querida Isabel? Unos días antes, este cronista había expresado su sorpresa, disfrazada de admiración, de que Muñoz estuviera libre en medio de tanta redada. Le dije que me alegraba, me dio el número de su teléfono móvil, y no lo pude usar: ayer lo detuvo la policía y lo acusa de cohecho y malversación. El tiempo y los jueces dirán si, efectivamente, no hay nada contra él o fue una pieza más del enorme tinglado de corrupción de Marbella. El escándalo no cesa. Las detenciones de ayer confirman, en principio, dos sospechas: que hasta las mayores empresas (como Aifos) estaban complicadas, y que casi nadie que haya tenido poder político en esa ciudad se ha librado de la contaminación de los pagos irregulares, repartidos por ese recaudador y pagador de cohechos llamado Roca. ¿Roca, he dicho? La última factura que le ha descubierto la Gestora que ahora dirige el ayuntamiento es de 855.000 euros (casi ciento cincuenta millones de pesetas) en vino y champán francés. Esquilmaban a los promotores inmobiliarios y esquilmaban las arcas municipales. Ni los zares de Rusia se daban esas orgías con vinos que superan las ciento cincuenta mil pesetas por botella. Habían robado ya mucho. Habían hecho un patrimonio de fábula. Pero seguían pasando las facturas de sus ostentaciones al contribuyente. Ahora veo un reportaje en televisión que muestra la basura en las calles de Marbella, porque no hay dinero para recogerla. Los camiones de recogida están paralizados, porque no hay fondos para reparar sus averías. Hace poco se publicó que la policía local tenía problemas para llenar de gasolina los depósitos de sus coches. La ciudad arruinada, y las facturas del escándalo en manos del fiscal. En medio de ese fango está la figura de un personaje que ya es más de revista del corazón que de la crónica política: Julián Muñoz. Me dijo que estaba libre porque no había nada contra él. Todo el mundo tiene derecho a la presunción de inocencia. Pero todo el mundo con poder en Marbella está bajo sospecha.

tracking