Diario de León
Publicado por
ERNESTO S. POMBO
León

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LO MEJOR que podemos hacer, visto lo visto, es iniciar las labores de derribo de la ONU. No es una butade. Se trata sencillamente de ser prácticos. Se le hacen los honores que requiera el caso, se le busca trabajo a Kofi Annan, se recoloca a sus funcionarios y dejamos las competencias, que parece que tiene hoy este organismo, en manos de Estados Unidos. Para evitarnos más disgustos. Para qué nos sirve esta pantomima llamada ONU nos lo han vuelto a demostrar ayer mismo. Los quince miembros de su Consejo de Seguridad se han pasado horas discutiendo cómo decir que lamentan la muerte de cuatro cascos azules en el Líbano, sin llegar a ningún acuerdo. Poco importa que el ejército israelí fuese advertido en diez ocasiones en seis horas, ni que las fuerzas de la ONU estuvieran perfectamente identificadas, ni que quien causara la muerte fuera un misil de precisión. EE. UU. no quiso condenar el ataque y el gran organismo internacional, el gran gobierno del mundo, el ente que nos protege y nos cuida, no se ha atrevido a abrir la boca. Resulta irritante ver como llegamos a alcanzar tal grado de deshumanización que somos incapaces de condenar la muerte fría y calculada de cuatro pacificadores. Nos hemos metido en esa estrategia defensiva de considerar la masacre de los israelíes como una «respuesta desproporcionada». Como si este tipo de respuestas fuesen o no aceptables en función del número de muertos y de los desperfectos ocasionados. Y cuando a alguien se le ocurre decir que lo que allí se comete es una tropelía le llaman paleto, cateto y antisemita. En su universal obra Los papeles del Club Pickwick, Dickens escribe: «Se acabó y no hay remedio, lo cual es un consuelo, como dicen en Turquía». Pues lo mismo podemos decir hoy respecto de la ONU. Se acabó y ya no hay remedio. Lo cual es un consuelo.

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