Diario de León
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FEDERICO ABASCAL
León

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KOFI ANNAN ha deseado finalizar en Madrid su itinerario diplomático por nueve países de Oriente Próximo, y no sólo para devolver el avión de nuestras Fuerzas Aéreas que había puesto a su disposición el Gobierno de España sino, muy especialmente, porque Madrid fue ayer un foro en el que se dialogó directa y transversalmente sobre dos problemas candentes de la actualidad internacional. Por la tarde celebraba el Congreso un debate sobre el envío de soldados españoles al Sur del Líbano, y el presidente Zapatero anticipó a mediodía la posición de su Gobierno: «Como país mediterráneo de una Europa que ha de ser cada día más actor internacional, estamos donde tenemos que estar y vamos a jugar el papel que nos corresponde por interés propio como país, por interés europeo y ... por la paz y la estabilidad en el mundo». Kofi Annan se mostraba muy satisfecho en Madrid. Para la política exterior española, un mandato de las Naciones Unidas goza de mucho más prestigio internacional, y de legalidad obviamente, que cualquier decisión unilateral de un mandatario extranjero. De ahí que el contingente de soldados que envía España al Sur de Líbano responda a un compromiso tácito con el Derecho de Gentes y al apremio moral de las iniciativas más nobles. Pero como el Parlamento español iba a aprobar en su sesión de tarde el envío de esas tropas, el asunto no merecía mayor atención, por lo que el meollo de las conversaciones se centró en la actitud de Irán frente a las presiones que recibe de EE. UU., presiones que rechaza de modo radical, y así pudo verse el negociador iraní Lariyani en un escenario de comprensión de la postura de Teherán y de argumentaciones persuasivas sobre la necesidad de que las tensiones internacionales, o las discrepancias entre países, se resuelvan mediante el diálogo y la negociación. Como en Madrid se ha sentido Lariyani en un terreno en absoluto hostil sino poblado de deseos de entendimiento o hasta de mediación, si fuera posible o llegase el caso, recibió muy positivamente las sugerencias de que abra un diálogo con la UE, a través del representante de Política Exterior, Javier Solana, quien sería la persona indicada, de la indicada institución, para alcanzar con él un acuerdo. Tras la reciente visita a Teherán de Felipe González, a quien el gobierno iraní valora en mucho y Kofi Annan corteja, para alguna misión internacional en África, y por la política exterior de Moratinos, que a veces irrita comprensiblemente a Israel, y dada la nacionalidad del PESC Solana, tal vez el político de la UE más coherente o atento en esta hora de abatimiento europeo, España se ha situado, como actor diplomático, en un posición destacada ante la realidad de Oriente Medio. Madrid era ayer un hervidero de buenísimos deseos para llevar una paz estable a esa zona.

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