Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Como minusválido y vecino que soy del pueblo de Peredilla de Gordón, tengo la obligación de expresar mi «agradecimiento» a varias personas: En primer lugar, al señor alcalde del Ayuntamiento de La Pola de Gordón, Francisco Castañón, por no hacer que se incorporara al proyecto de obra, del arreglo de calles de Peredilla de Gordón, el rebaje de la calle donde yo vivo. Con este rebaje el ayuntamiento me habría ayudado enormemente a eliminar las escaleras de acceso a la calle, que me suponen una gran barrera. Esta petición se la realicé verbalmente hace más de tres años y por escrito en el 2005. Mi agradecimiento por haberme engañado al decirme, verbalmente, cuatro meses antes de comenzar la obra que sí se rebajaría la calle, en la medida que yo lo había solicitado. En segundo lugar, doy las gracias a un personaje que dicen que es el concejal de obras, y de cuyo nombre no quiero ni acordarme, por amenazarme en un arranque de valentía, de los que le caracterizan, con pasar por encima de mí montado en una retro-excavadora. Por haberme engañado posteriormente diciéndome que me rebajaría la calle treinta centímetros más de lo solicitado, para que no entrara el agua en mi propiedad. En tercer lugar mi gratitud también a la presidenta de la Junta Vecinal de Peredilla, por el nulo interés que ha puesto por ayudarme en este asunto. Por haberme engañado también después de ellos, al transmitirme la noticia de que finalmente rebajarían la calle, como yo había solicitado. Por último mi agradecimiento, aun sin conocerle, al señor técnico que, según ellos, desaconsejó rebajar la calle en esa medida. Evidentemente ustedes ya se habrán dado cuenta de que la calle no se ha rebajado. A todos ellos gracias por no haber puesto los medios para eliminar fácilmente una barrera para mí difícil. Por haber eludido, que no vulnerado, las leyes vigentes, ley 3/1998 de 24 de junio, de accesibilidad y supresión de barreras; ley 51/2003 de 2 de diciembre, sobre igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad; decreto 217/2001, de 30 de agosto, por el que se aprueba el reglamento de accesibilidad y supresión de barreras; acuerdo 39/2004, de 25 de marzo, de la Junta de Castilla y León, por el que se aprueba el reglamento la Estrategia Regional de accesibilidad de Castilla y León, 2004-2008. Sé que estas personas no se identificarán con estas líneas. Quizás sí estarían identificadas si las promesas verbales, se hubieran realizado por escrito. Es una paradoja que en el 2006 no existan obstáculos para acometer obras como el TAV y sí los haya para rebajar unos centímetros una calle elevada, porque haya que hacer un talud al monte, cuando a escasos metros han hecho un desmonte que supera los cinco metros de talud y su parte baja se encuentra más de un metro por debajo del actual nivel de la calle para la que solicité ese rebaje. Dependiendo de con quien hablen, las excusas para no haber accedido a mi petición de mejorar mi acceso a la calle son diferentes. Excusas que por otro lado, se contradicen con el eslogan del que hace gala la Diputación de León de la que el señor Castañón es vicepresidente y que viene a decir así: «En la Diputación de León solamente nos interesa el bienestar de nuestras gentes...». Claro está, en este asunto el señor Castañón debe de actuar como alcalde y no como vicepresidente de la Diputación. Además de minusválido soy un ignorante y según el concejal de obras estoy obsesionado con este asunto. Evidentemente debo de estar obsesionado. Para un minusválido todas las barreras son obsesivas y más las que se deben de salvar diariamente. Pueden ustedes creerme, el ver que las obras avanzan y que no se accede a mi petición, el pensar que en el futuro, con las actuales obras esta petición será más difícil de llevar a cabo, el comprobar la credibilidad de mis representantes políticos y vecinales... sí es obsesivo. Fernando Suárez Gordón (Peredilla de Gordón). 1397124194 El señor deán y los Puericantores Que exista un coro de niños y jóvenes de entre 7 y 16 años dispuestos a colaborar con sus voces y con su presencia en la misa de 12 de la Catedral de León una vez al mes, con todo el esfuerzo e ilusión que esto conlleva, llenará de alegría a muchas personas y supongo que sobre todo a muchos católicos a poco que sigan la Palabra de Dios. El señor deán de nuestra Catedral, considerando que la calidad de los Puericantores de la Catedral de León no es suficiente para este templo, se permite vejar a los niños como si estuviésemos aún en la época del escarnio público y de la santa inquisición, utilizando el púlpito para hacer comentarios que, desde luego, ésos sí que no están a la altura de nuestra Catedral. Y es que apenas empezó el Sermón, cuando ya el señor deán, en un descuido de humildad, arremetió contra el coro diciendo que su música no le había edificado nada ni le había transmitido alegría, por lo cual quedaba dispensado de seguir cantando. No dábamos crédito a nuestros oídos, y seguramente el director del coro tampoco, por lo que los niños entonaron el Salmo, a mi entender bastante bien, tras lo cual aquél volvió a la carga buscando el apoyo del público al que pedía perdón por la mala música. Si a los niños les salió bien o mal algún cántico, ése es un tema que hubiese podido abordar aparte y con los responsables del coro, pero nunca hacer unos comentarios vejatorios en mitad de la misa, olvidando el propio sentido de ésta, a no ser que tengamos que reinterpretar las palabras del Evangelio, como sugiere con su actitud el señor deán: «Dejad que los niños que canten bien se acerquen a mí». Manuela Huidobro (Ribaseca). Mario (León; edición digital).

tracking