Diario de León

DESDE LA CORTE

Santa Elena de la hamburguesa

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

Creado:

Actualizado:

LA MINISTRA Elena Salgado solivianta a la opinión publicada. No hay tertulia -el único parlamento español abierto todo el año- que no la discuta o la eleve a los altares políticos. Es que ha convertido la salud de los españoles en una cruzada. Y no se anda con paños menores: si llega a la conclusión de que el tabaco mata, hace la ley más polémica. Si cree que las modelos flacas son un mal ejemplo para las jovencitas con tentación anoréxica, apoya que se aparten de las pasarelas. Y si entiende que nuestros niños están demasiado gordos, la emprende contra las hamburguesas gigantes. Hay quien la llama «ministra policía». ¿Se equivocó con la ley del tabaco? Creo que no. En este diario pueden leer la encuesta del Centro de Investigaciopnes Sociológicas (CIS): tiene un apoyo social de casi el setenta por ciento de los consultados. Y, en cuanto a resultados, ha conseguido que el dos por ciento de los fumadores haya dejado el vicio. Si a esos datos se añade el descenso de la contaminación en los centros de trabajo y la certeza de que habrá menos enfermos entre fumadores pasivos, ha valido la pena el riesgo de lanzarse a una norma que parecía que iba a provocar una inmensa protesta social. ¿Se equivoca ahora en su campaña contra las hamburguesas XXL? Si se oye la demagogia liberal -«gobierno intervencionista», «quieren españoles saludables por decreto», etcétera-, estaríamos ante un error de cálculo. Pero la realidad fría es otra: la obesidad infantil es una plaga. Entre la alimentación, la vida sedentaria ante el televisor, el ordenador y los juegos electrónicos, estamos creando una infancia obesa. Los padres hemos asistido plácidamente a ese fenómeno, guiados por esa cultura que identifica gordura del niño con belleza y salud. Y ahora se descubre que estamos ante un serio perjuicio para la salud. La autoridad sanitaria tiene que actuar con su orientación. Y cuando esa orientación falla, tiene que intervenir ante factores de riesgo como la dichosa hamburguesa. Es su obligación. La tolerancia sería una dejación de responsabilidades. Resulta increíble que una buena parte de los comentarios se pongan del lado de las cadenas de comida rápida, como si la libertad de esas empresas no estuviera limitada por los perjuicios que causan a la salud pública. Pues este cronista lo siente, pero iría todavía más lejos que la ministra Salgado. Si se demuestra que un producto perjudica a un sector tan sensible como la infancia, dictaría normas de obligado cumplimiento sobre las grasas de la hamburguesa, la bollería y todos esos artículos que engordan a los críos. Con sus buenas acciones de recomendación y pacto, la ministra Elena Salgado no es una fundamentalista, como la acusan a veces. Es una tímida. Casi una santa.

tracking