Agua y terrorismo

LA ESCASEZ de agua es un problema mayor que la reactivación de comandos etarras, pues si ETA tiene fecha de caducidad, la extremada sequía en más de media España carece de solución, aunque dispone de tratamiento, siempre que los políticos lo afronten. El afán del PP por reconducir a Zapatero al buen camino del Pacto Antiterrorista y por las Libertades sería apostólico si no fuera político, es decir, si la salvación del presidente del Gobierno no supusiera su rendición incondicional a las tesis 'populares'. Como los buenos apologistas de otros tiempos, los dirigentes del PP montan una tarima en cualquier escenario público para exigir a ZP que rectifique su política antiterrorista, arrepintiéndose de ella, y vuelva al Pacto que tantos beneficios han producido a la sociedad española y tantos disgustos a ETA y aledaños sociales, lo cual es evidente. Pero ayer se montó la tarima en la III Conferencia de Presidentes Autonómicos, en la que el de La Rioja, Pedro Sanz, entregó en nombre de sus homólogos de partido a Zapatero una propuesta para que en el orden del día se incluyesen tres puntos: condena al atentado de Barajas, solidaridad con las dos víctimas y vuelta al Pacto Antiterrorista que impide cualquier tipo de negociación con ETA. Pero el orden del día estaba cerrado, y los presidentes socialistas en bloque rechazaron su modificación. El de Galicia, Pérez Touriño, acusó al PP de «confundir el espacio institucional», al pretender que una Conferencia de Comunidades Autónomas, y de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, se anticipase cuatro días a una sesión plenaria del Congreso. Ayer se trataba de que los presidentes autonómicos debatieran y en lo posible acordaran aplicar a la escasez de agua en el país la terapia que otros países llevan lustros aplicando hasta a sus zonas desérticas, como Israel, aunque en España tal vez fuera suficiente la racionalización del sistema de regadío, para que junto a siembras que se riegan por goteo, la mayor parte de los sembrados de secano no se rieguen inundando sus surcos. Y está el problema aún no resuelto de la competencia o competencias sobre los cauces fluviales, aunque las confederaciones hidrográficas dependan de Estado. Se habría previsto que las Autonomías participasen en la gestión de estas confederaciones. Y como no se habló en el Senado de política antiterrorista, el presidente riojano Sanz acusó a Zapatero de utilizar a los presidentes para que hablen sólo de los asuntos que él pone sobre la mesa. Convendría acostumbrarse, sin embargo, que donde se va a hablar de agua, se hable de agua, y aunque pueda mencionarse sin excesivo énfasis el riego permanente de los campos de golf, antes habría que poner de acuerdo a los territorios sobre los trasvases fluviales, con el nonnato del Ebro levantando ampollas entre Aragón y la comunidad Valenciana, y el ya antiguo del Tajo/Segura, financiado en los años 60/70 con un crédito de 200 millones de marcos que concedió Alemania y que ni satisface las aspiraciones murcianas ni tranquiliza a la comunidad castellano/manchega, que en tiempos de fuerte sequía se resiste a abrir las compuertas del Tajo.