Diario de León
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¿A quién molesta mi música? Mi nombre es Artiom Eremin, y soy un músico ruso que lleva ya casi tres años en León, donde muchos me conocerán porque toco el acordeón en la calle Ancha, junto a la Diputación Provincial. Justo enfrente hay una cafetería, varios comercios y un negocio ubicado en la primera planta, una habitación con un pequeño almacén que su arrendador llamó orgullosamente «Centro de masajes». Nunca tuve problemas, más bien al contrario, con ninguno de los comerciantes ni con la única familia que vive en el edificio, con la excepción de Antonio, el encargado, que trabaja en una joyería y su hijo, Gustavo, también empleado allí, a quien pareció molestar mucho que cambiara mi repertorio a la música española y leonesa, y en especial la inclusión de siete pasodobles, que cada vez que tocaba salía a increparme diciendo que si no sabía tocar otra cosa; incluso en ocasiones sacaron unos grandes altavoces a la calle con música a todo volumen para tapar la que yo tocaba. Después de estos problemas, y a pesar de que me hacía falta el dinero, reduje a la mitad mis horas de trabajo para que apenas coincidiera con el horario comercial y muchos días opté por prepararme para mis conciertos y no salir a tocar. Pero a finales del pasado verano tuve otro problema con David Casado, el arrendatario del «centro de masajes», cuando me ofreció hacer unos conciertos en Sahagún, donde al parecer reside, haciendo él de intermediario, y me ofreció unas horas de trabajo y un dinero que yo consideré que no salía a cuenta, por lo que educadamente rechacé su oferta. Esta respuesta no le gustó nada, se enfadó muchísimo y desde entonces cambió su actitud hacia mí. Llegó a decirme que yo no era nadie, y después de salir un reportaje sobre mí en Diario de León me increpó en medio de la calle, delante de todo el mundo, diciéndome que me iba a echar de allí, que yo sólo era un extranjero, mientras que él era de León de toda la vida y muy respetado por la gente. La escena fue tal que algunas personas que paseaban por allí se pararon al ver lo que ocurría, me animaron pidiéndome que no le hiciera caso, e incluso llamaron a la policía, pero él se marchó antes de que llegaran los agentes. Durante los dos últimos meses he tocado cada vez menos en la calle, pese a lo cual he tenido más problemas con estas personas, por lo que llego a la conclusión de que la cuestión no es mi música, sino otra bien distinta que ellos tendrán en sus conciencias. El caso es que recientemente llegó al Ayuntamiento un escrito de supuestos vecinos molestos con mi música, cuando creo que conozco a todos y salvo estos dos casos no he tenido ningún problema; más bien al contrario, no he recibido más que muestras de afecto de la única familia que vive en el edificio, de los demás comerciantes y, por supuesto, de la gente que pasea por la calle Ancha y se para un rato para escucharme. No he podido ver el escrito, pero puedo imaginar quiénes lo firman. Altos responsables del Ayuntamiento han mostrado comprensión hacia mi problema, pero para poder ayudarme me han pedido que toque en otro lugar de vez en cuando. La generosidad de esos funcionarios ha evitado lo que unos pocos han intentado con unas prácticas con tintes fascistas, y gracias a ellos y a la generosidad que Dios ha tenido conmigo no he perdido lo que encontré en León: el empadronamiento en la que ya considero mi ciudad, el trabajo que me permite pagar el apartamento donde vivo y, lo más importante, mi público, jóvenes y mayores, padres y niños, que cada día se acercan para escuchar mi música. Artion Eremin (León). Las instituciones y la fiesta de los toros Lo malo no es sólo que se monten ¡en León! unas jornadas sobre toros y la Universidad Leonesa se implique, sino que también ejerzan de patrocinadores, órganos institucionales leoneses como la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la Capital. Se supone que conectando con la gran sensibilidad taurina del pueblo de León. Con la Fiesta nacional, o «fiesta» a secas, como les gusta decir a los cuatro taurinos residuales que aún quedan en esta tierra (los de las corridas de San Juan o son forasteros o advenedizos para la galería glamurosa y cara). Desde luego Fiesta Regional, de la región leonesa, nada de nada. Y ya que se sume la Junta Castellana no sólo lo entendemos, sino que está en su papel de castellanizar -taurinamente en este caso-a León y los leoneses. Con la falta de sensibilidad que demuestran nuestras instituciones para con el folklore leonés, las tradiciones leonesas, la cultura popular leonesa, etcétera. Por no hablar ya del abandono del patrimonio artístico leonés y que se está denunciando día tras día desde este periódico (Diario de León) Pero lo importante son las corridas de toros, la Fiesta de los Toros, para la Diputación y el Ayuntamiento y la Universidad ¡¡de León!! Para así congraciarse con Valladolid. Una vez más y como siempre. «Universidad de León y Toros». Menudo esperpento y despropósito leonés. Miguel Ángel Rodríguez Roces (Gijón). María Gallego Burack (Washington)

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