Batasuna, en la encrucijada

DESPUÉS del 30-D, de la ruptura de facto del alto el fuego y de la obstinación de Batasuna en no condenar la violencia, resultaría inconcebible que esta formación, ilegalizada en virtud de la Ley de Partidos por su vinculación con el terrorismo etarra, se presentara a las elecciones municipales por la sencilla razón de que sería jurídicamente imposible su legalización si no media una renuncia a su ligazón con ETA. Es de confiar en que la abogacía del Estado y el fiscal general del Estado actuarán en esta dirección con el rigor debido. Sin embargo, no por ello la ausencia de Batasuna de la consulta dejará de ser una mala noticia. El hecho de que los adeptos al partido radical no tengan cauce para participar en las instituciones acredita la necesidad de terapias complejas y contundentes para resolverlo.