Diario de León

DESDE LA CORTE

Rajoy, ante el espejo francés

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FERNANDO ÓNEGA
León

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LA VICTORIA del señor Sarkozy en Francia ha erotizado al Partido Popular en España. Le ha gustado mucho más, a dónde va a parar, que el triunfo de Angela Mérkel en Alemania, a pesar de que también es de su cuerda política. Es que Francia está más cerca, y nos parecemos más a los franceses que a los alemanes. Es que Sarkozy, además de ser de derechas, es amigo personal y es muy probable que lo veamos en España en los mítines de la campaña de 2.008. Es que los postulados del francés sobre terrorismo o inmigración son muy parecidos a los de Rajoy. Y es, sobre todo, que a Segolène Royal la llaman «Zapatera», y verla derrotada es como si los franceses hubieran derrotado a Zapatero en persona. Desde esas bases de análisis, las urnas del domingo no fueron analizadas por el PP como francesas. Les aplicaron lentes españolas, hasta el punto de considerarlas casi unas primarias, anticipo de lo que veremos aquí. Así se explica el entusiasmo del gran partido conservador en la noche del domingo y durante el día de ayer. No celebraron la victoria de un afín, sino la propia. Mariano Rajoy se ha visto ya como parte fundamental de un eje ideológico Madrid-París-Berlín. A pesar de que Sarkozy procede del gobierno de Chirac y no de la oposición, los propagandistas del PP identifican su triunfo con un cambio ideológico en Europa que, por fuerza, tendrá que cristalizar en España. ¿Tienen razón? En parte, sí. Sobre todo en esta par te: que no ha ganado Segolène. Si la señora Royal hubiera ganado, sería el primer triunfo exterior de Zapatero, su primera exportación de ideología y modelo, y eso sí que cotiza en la bolsa de los votos. En lo de más, cuidado con los entusiasmos. Aplíquenles estos elementos de reflexión: 1) La derecha francesa no tiene los antecedentes históricos de la española. 2) España aún no vive la sensación de crisis económica ni el complejo de grandeza perdida que tanto acompleja a Francia. 3) España sigue situada en el centro-izquierda, y con una participación como la del domingo, de un 85 por ciento, siempre ganaría el PSOE, como reconocen los sociólogos del PP. 4) En ninguna parte está escrito que los conceptos de mérito, trabajo, orden, autoridad, recuperados del desván por Sarkozy con gran atractivo y brillantez, sean patrimonio exclusivo de la derecha. Desde que se lanzan al terreno de juego, cualquier los puede utilizar. Y 5) La palabra nación, del modo en que fue invocada por Sarkozy en esta campaña, resta votos en algunas de las comunidades donde el PP necesita elevar suelo electoral, si aspira a gobernar. Si se adoptan estas cinco precauciones, es verdad: Sarkozy puede ser el espejo de Rajoy.

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