Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

Creado:

Actualizado:

EL BANCO Morgan Stanley, que supongo que será de piedra, como todos, vaticina una caída del precio de la vivienda en España. No hay que temer que se haga daño con el batacazo, a pesar de la altura. Los agujeros en el aire, también llamados pisos, donde vivimos los que ahora nos denominamos contemporáneos han aumentado mucho su valor. Mejor sería decir su precio. Si ahora se pronostica un cambio de ciclo en el sector inmobiliario y eso disminuye algo su cotización no hay que frotarse las manos. Verlo para creerlo. En mi larga vida no he presenciado nunca que baje nada. Ni el transporte público, ni la ginebra, ni el pan, ni el tabaco, ni ningún otro artículo de primera necesidad. Todo sube y según los sabios, que tienden al catastrofismo, va a subir hasta la temperatura del planeta. ¿Cómo podemos entender que se abaraten los pisos entre un cinco y un diez por ciento de aquí a un par de años si se construyen menos casas? Lo que los expertos llaman ralentización de la demanda se debe al parecer a una menor llegada de emigrantes y a un receso de las segundas viviendas, pero el problema seguirá siendo idéntico para los nativos y para los que aspiran a una primera. Los hogares, dulces o amargos, serán cada vez más pequeños. Auténticas madrigueras. No habrá necesidad de poner un letrero que diga «Prohibido correr en el retrete», como hizo aquel tabernero gaditano al que le conminaron a restarle a su mostrador un metro cuadrado para instalar los servicios higiénicos. Eso de que todo español tiene derecho a una vivienda digna no especifica digna de quién. Lo mismo se refiere a los constructores o a los altos ejecutivos de Morgan Stanley. Vaya usted a saber. La dignidad también necesita espacio para desenvolverse.

tracking