De montes, buzos y elecciones probables

H AY VECES en que los montes que podrían haber parido un ratón se paren a sí mismos. Es lo ocurrido en la Comunidad de Madrid, donde se ha demostrado de nuevo que, por muy alto que sea el idealismo de la limpieza con que se emprenda una campaña electoral, el imperativo del resultado final somete siempre aquella intención idealista al realismo de la victoria. De ahí que una campaña sucia imprima menos recuerdo en la memoria de su derrota que una campaña más bien grotesca. Por eso ha de ser menos dura la derrota del candidato socialista Miguel Sebastián con la foto de una dama en la mano, que visto en la foto que le inmortaliza vestido de hombre rana en el centro de Madrid. Nadie, en cambio, recordará a Esperanza Aguirre retocada hasta hacer que su rostro parezca el de una castellana de la Transilvania, o a Alberto Ruiz Gallardón con el gesto de una prolongada lucha contra el estreñimiento. Y si de tan primeros espadas cabe decir tales arrullos, ¿qué queda entonces para el futuro de Simancas abrazado a su papel de sastrecillo valiente, o para el de la galería de candidatos de Izquierda Unida, fieles todos a esa enconada pugna de la militancia en busca de un autor? Son cosas que pasan porque no pueden pasar otras. Y porque más allá de que Madrid sea una ciudad de derechas -cosa lógica, con la cantidad de gente que recibe dispuesta a ganar dinero y a enriquecerse con rapidez y constancia- lo evidente es que no está para candidatos que consiguen menos y peor fama para ellos que para las profesionales del negocio inmobiliario cuya foto agitan ante las cámaras. Así las cosas, y entre el agua que se colaba por los túneles, anegaba los viñedos y colmaba la piscina para buzos en la que se entrena Miguel Sebastián, Madrid queda como si lo suyo fuera la faz bifronte de Jano, con Aguirre mirando a la derecha del partido y Gallardón a la izquierda (del partido o de sí mismo, pues con Gallardón es probable que nunca se sepa). Todos a la espera de que prospere lo insinuado por Manuel Chaves, presidente del Partido Socislista Obrero Español y de la Junta de Andalucía, acerca de un adelanto de las elecciones generales previstas en principio para el mes de marzo del año 2008. Puede que el Gobierno utilice este resultado electoral para el contraste de unas líneas políticas que quizá amenazan con envolver las ilusiones de Rodríguez Zapatero en una malla más espesa que sus sueños y más tensa que sus vigilias. Y puede que no. Depende, quizá, de cómo se les pongan las fotos a los asesore